Cuando Rebecca despertó de nuevo, estaba acostada en la cama de la habitación principal, alguien la había llevado, le había quitado los zapatos y la arropó. Seguramente Charles, no podía pensar que alguien más se atreviera a hacerlo.
Su mente era un caos cuando llegaron los recuerdos, pero su determinación flaqueó, irse no parecía una buena idea, si se iba sola estaría exponiendo a los niños y si llevaba guardias iba a complicarle la visa a sus padres.
¿Por qué la vida no podía ser más sencilla? ¿Por qué a ella le tocaban todos los problemas?
No tuvo mucho tiempo de pensar porque Johanna llegó a la habitación y le informó que harían un viaje.
—¿Sabías del audio?
—No, lo hubiera eliminado de haberlo sabido.
—¿Para seguirme engañando? ¿No te parece que ha sido suficiente?
—Porque es falso y deberías saberlo, no puedo entender que a estas alturas no le tengas la suficiente confianza a tu esposo para saber que él no diría esas cosas, que esa grabación está editada.
—¿Confianza? ¿Me