Ser la hija del Alpha no es nada fácil y Fleur lo sabe, pronto tendría que aceptar la responsabilidad de unirse a la manada para preceder a su padre, toda su vida había sido entrenada para ese momento, pero dentro de su corazón ella no siente ese deseo, por lo cual tomará una decisión que podría afectar su futuro en la manada y es que ella se considera un espíritu libre no alguien que deba estar atado a seguir con una tradición y en ese camino de dudas e incertidumbre conocerá al mayor causante de problemas para su vida, el cual pondrá todo de cabeza. El otoño se acerca y bajó las hojas caídas de los árboles florecerá el amor.
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Cuando el invierno terminó, y las hojas comenzaron a teñirse de perfectos colores verdosos, las flores también se hermosearon reluciendo con amarillos y violetas alucinantes que cautivaban en los extensos campos de Telluride, era algo extraño contemplar primavera en ese pueblo, ya que normalmente estaba acostumbrada al clima frío rodeándome por capas extensas de nieve y lluvia continua.
Sin embargo, no me molestaba en lo absoluto, yo aprendí a apreciar aquel lugar donde crecí y di mis primeros pasos, lo único que habían contemplado mis ojos, era las grandes montañas que nos rodeaban y por supuesto aquellos interminables bosques cubiertos por árboles frondosos de copas altas.
Poco a poco le tomé amor a ese pueblecito porque era mi hogar, mamá y papá me enseñaban tantas cosas maravillosas de ese lugar, que me mantenían fascinada.
—Fleur, llegarás tarde...—el regaño de mamá me hizo sacudir la cabeza para verla al rostro.
—¡Ah, lo siento!—reaccioné guardando el libro que estaba terminando de leer, en la mochila.
—Ya sé que lo sientes, pero eso no te hará llegar temprano a la escuela, señorita—insistió y torcí los ojos. Mi madre a veces exageraba las cosas, no era como si el mundo se acabaría por llegar unos minutos tarde a la escuela, además nadie notaría mi ausencia, aunque muriera y volviera a resucitar.
—Moon, ya deja a tu hija respirar—intervino papá mientras entraba a la sala, yo levanté mi barbilla y le sonreí. Él era lo que podría decirse un hombre dulce y extremadamente pacífico, cosa que yo en definitiva no había heredado de él, mi carácter era como el de mamá, poca paciencia y mucha energía de sobra.
—Sí, tu lo dices porque no eres a quien llaman para regañar si Fleur llega tarde, ya sabes como es la directora de la escuela—reprochó de inmediato mi progenitora. Papá le guiñó un ojo al tiempo que se acercaba para sujetar su cintura y plantarle un beso en el cuello, ese momento fue tan íntimo que la incómoda escena me conllevó a salir disparada de la sala.
—Bueno, es hora de irme...—solté y antes de que pudiera huir, papá sujetó mi brazo halándome para meterme en medio de ambos, me fundí en un gran abrazo entre ellos y recibí el acostumbrado beso de despedida.
—Ya sabes, nada de enojarse sin ninguna razón justificada y aunque la hubiera debes controlarte, ¿está bien?—recordó mamá y asentí.
Era una regla que no podía romperse, yo no podía enojarme a pesar de tener un carácter poco tolerante, esa era una regla que no podía quebrantar, nadie estaría preparado si eso llegara a ocurrir y de hecho pondría en peligro a todo mi entorno si sucediera. A pesar de estar rodeada por idiotas en la escuela, estaba obligada a actuar con discreción, tener un perfil bajo y era por eso que nadie me notaba en toda la escuela.
O eso pensaba yo...
Esa mañana, todo era pacífico, como de costumbre llegué a mi respectivo casillero para guardar mis cosas, pero algo atrajo mi atención, o mejor dicho, alguien...
Ese chico de cabello blanco y ojos negros penetrantes, avanzaba tan confiado por los pasillos con sus manos sumergidas en los bolsillos de sus pantalones, quedé tan perdida en ese instante, que mi instinto de estupidez provocó la caída de todos mis libros al suelo haciendo un estruendoso ruido, nunca antes había llamado la atención de nadie en la escuela y justo cuando quería desaparecer, ahí estaban todos viéndome como si no existieran más personas en la esfera terrestre.
El chico de cabello blanco me vio de reojo y eso bastó para quedarme congelada, porque pude notar algo inquietante.
"Hola"
"¿Cómo es qué?"
respondí rápidamente.
"Soy como tú, aunque bueno, no diría que exactamente como tú, yo no me pongo nervioso con la presencia de otros"
alardeo incitándome al enojo, pero ya me había vuelto experta en controlar mis emociones.
"No me puse nerviosa, es solo que nunca te había visto, y me pareció extraño"
corregí
"Es lindo cuando intentan ocultar sus emociones, así como tú lo haces justo ahora un placer conocerte Fleur"agregó con extremo cinismo irritante, aunque me dejó aturdida su gran habilidad para adentrarse en la profundidad de mis pensamientos, eso era algo que entrené durante muchos años y ni siquiera mi padre había podido entrar para descubrir algunos secretos que yo guardaba para tener privacidad.
Y es que siendo una adolescente de 17 años no tan normal como las otras, era difícil tener un poco de privacidad en mi vida siendo lo que era.
Capítulo 31Contemplé aquel lugar llena de asombro, no podía creer que Samika se halla lucido tanto, al preparar algo tanto especial. La admiré marcharse sin entender lo que ocurría, debido a que me hicieron prometer no leer sus mentes, la verdad podía hacerlo sin que ellos siquiera lo pudieran notar, sin embargo, aprendí a cumplir las promesas que hacía. Adelante apareció Amets, quien se acercaba hacia mí, no entendí esa escena, en realidad sentí como si fuera todo irreal. Su plan estaba saliendo a la perfección, porque a decir verdad no sabía lo que estaba pasando. La noche se desnudó mostrando la brillante luna en el cielo, quien iluminaba con tenacidad seguida de una cantidad incontable de luciérnagas, me deleité en tanta hermosura y sonreí sintiendo satisfacción al presenciar tan maravilloso momento, alcé los ojos viéndolo a él, que se puso de pie frente a mí, quise analizar su rostro con el deseo de poder saber que se traía entre manos y fue inútil. —Sé que te preguntarás que
Capítulo 30—Realmente es asombroso ver que cuando haces eso —manifestó Sam. Desvié mi atención hacia él enviando una rama de árbol que le hiciera cosquillas. Una de las cosas que amaba de ese regalo, el cual me fue dado, era el hecho de mantener una conexión directa con la naturaleza, también con las personas, ya que tenía la capacidad de percibir algunos sentimientos, eso lo desarrollé con el tiempo, mi don no precisamente se trataba de saber lo que otros sentían, era más bien como una sensación. Cuando alguien estaba triste, preocupado o feliz, yo tenía la capacidad de percibirlo. A diferencia de Fleur quien pasados los meses desarrolló ampliamente su don, ella no solo controlaba emociones, sino también pensamientos, mantenía la capacidad de que una persona triste cambiará radicalmente o viceversa. Los entrenamientos fueron exhaustivos, no obstante, tuvieron frutos positivos y visibles ante los demás. —Sabes, nunca pensé que este día llegaría… —murmuró viendo el cielo azul.《 Ya
Capítulo 29—Fleur, qué haces, retrocede —ordenó Kitsune, pero mi cuerpo accionaba por sí solo—. ¡Fleur, detente ahora mismo! —repitió en un tono autoritario, y mis pies seguían yendo hacia Tayro.《 Rayos, no, qué me pasa, detente Fleur, detente 》Ordené a mi cuerpo, el cual no obedeció.—La están controlando —intervino Samika—. Amets detenla —alertó y él avanzó rápido para intentar sujetarme por los hombros, pero de manera inconsciente giré y solté un puñetazo haciéndolo arrastrarse por la arena. Samika vino hacia mí, y esquivó cada golpe que lancé, creó un estilo de barrera sacando de la tierra raíces de árboles y me encerró en un domo.《 ¡Basta, ya sal de mi cabeza! 》Exigí llevando mis manos para cubrirme el rostro y presioné cayendo de rodillas en la tierra.—¡Déjame en paz! —grité estirando loa brazos para destruir por completo aquel domo de raíces. Samika cayó al suelo por causa del impacto. Aunque estaba consiente de todo, era como ser incapaz de poder controlar mis propias ex
Capítulo 28—Por favor papá, necesito que despiertes —murmuré y justo en ese instante un estruendoso ruido provino de afuera, giré el rostro alarmada porque mi piel se erizó por completo, pude sentir un olor distinto y avancé a la puerta para averiguar de qué se trataba. Cuando salí al pasillo un golpe me recibió pescando que me deslizara a toda velocidad arrastrándome por el piso de aquí lugar, quedé aturdida y al levantar mi cabeza para poder ver que se trataba, pude contemplar un sujeto pálido viniendo hacia mí para darme otro golpe, el cual estuve más preparada para poderlo esquivar.Giré con destreza evadiendo su ataque, el cual fue directo a una pared, la cual atravesó con el puño. Me observó con sus ojos de un color teñido de sangre sacando su brazo para enfrentarme, extendió ambas manos con la intención de alcanzarme, empero me deslicé por debajo de sus pies quedando a su espalda, me prendí de su cuello en un esfuerzo de arrancarle la cabeza, sin embargo, su fuerza nos hizo g
Capítulo 27—Eso es imposible —afirmé incrédula ante esa confesión, él se acercó y puso su mano en sobre la mía, viéndome a los ojos.—No pierdes nada con intentarlo —admitió.***Pasamos de una reunión muy personal al entrenamiento con el vampiro experto, su nombre era Alden, la piel de su rostro se veía pálida en extremo como si nunca hubiera tomado sol en su vida, cuestioné la idea de las películas, sin embargo, Amets me hizo saber que era parte de un mito, a pesar de que no les gustaba el sol, no terminaban desintegrados volviéndose polvo. Tampoco tenían como debilidad una estaca al corazón, la única manera de matar un vampiro era cortando su cabeza, y aunque no fuera algo fácil, eso aprenderíamos por parte de Alden.Mientras observábamos las indicaciones sobre los movimientos más fáciles de descifrar para un vampiro, podía escuchar los pensamientos de todos, y fue complicado mantener la calma, prácticamente todos me odiaban y querían que me fuera, Amets se percató y tomó mi mano
Capítulo. 26—¡No, papá, no te atrevas! —le exigí y sonrió como despidiéndose.—Te amo Fleur, siempre lo he hecho —murmuró y me golpeó dirigiéndome justo al exterior de la cueva, caí en el suelo aturdida, miré hacia donde él se hallaba y extendí mi mano rogando que no lo hiciera, soltó la roca y todo se desplomó.—¡Noooooooo! —desgarre mi garganta estremeciendo cada fibra de mi ser, algo se rompió dentro de mí, algo que no podría volverse a reponer, todo eso había sido culpa mía, de no ser por mí, papá no hubiera venido y estaría a salvo en casa. Sentí como mi pecho se cerraba en un dolor punzante el cual quemaba constantemente, doblé mis rodillas y empuñe las manos apretando la tierra, lloré gritando mientras las lágrimas caían en el suelo rocoso.No podía volver sin papá a Telluride, si eso sucedía mi madre quedaría devastada, ella no podría vivir sin él, era su más grande amor y el mío.—Papá —sollocé con gran asolación.《 Papi te quiero 》Un recuerdo surgió, cuando solamente era u
Último capítulo