Ellos se separaron por incompatibilidad de caracteres, pero los años han pasado. Cada quien ha hecho su vida, un encuentro casual, hace que replanteen sus antiguas decisiones y se pregunten que fue lo que realmente sucedió con su amor. ¿Podrán dejar el pasado en el olvido?, o ¿Darán una nueva oportunidad al amor?
Leer másDe espaldas sobre su cama, su mente divagaba con aquel fortuito encuentro producido en la mañana, no podía creer que verlo nuevamente hubiera causado tanto impacto en su persona.
Había salido más temprano de lo que acostumbraba y mientras esperaba que se acercara el transporte del aplicativo pensaba que se sentía feliz, pues estaba logrando lo que tanto había buscado, desarrollarse como profesional y tener un buen lugar en el mercado laboral, tenía cinco años trabajando para L & V Ingenieros, todo había marchado sobre ruedas excepto en el amor, en esa área estaba en una sequía monumental, no tenía tiempo ni ganas de conseguir una pareja.
Miro su viejo reloj Tank de Cartier en su muñeca derecha y sonrió, era lo único que le quedaba de una época muy lejana y de la cual no quería ni debía acordarse, cuantas veces intento deshacerse de esa pieza, pero no pudo. Había demasiada historia en ella, demasiados momentos felices que valía la pena guardar en el recuerdo. Golpeo con la planta del pie varias veces el suelo, se sentía incómoda, tenía como una especie de presentimiento.
Le llego una notificación al celular, el tipo del In Drive, había cancelado el servicio, su cara mostró, un pequeño rictus de enojo, mientras seguía intentando conseguir nuevamente el servicio, justo cuando le estaban dando la confirmación de que aceptaban su celular se congeló y no había manera de que volviera a funcionar sin reiniciarse.
Levanto la vista y un auto negro venía en dirección de norte a sur, empezó a reducir la marcha y se detuvo, frente a ella.
—¿Luana? —le preguntaron, mientras que el teléfono terminaba de reiniciarse y volvía a estar en funcionamiento, justo en ese momento entro una llamada. Ella se apresuró a contestar.
—Nico, si, ya te dije que todo está terminado, los bocetos están en la laptop y hay una copia de seguridad en el cajón de mi escritorio.
—Cielo, necesito que me envíes el mail con los datos de los Sres. Ugarte, me urge… tengo la presentación en media hora, córrele nena
— Espera dame un minuto, en lo que ubico la información.
Mientras tanto, abría la portezuela del asiento delantero de la movilidad y se subía sin quitar la vista del celular.
—Nico, espera no cuelgues, estoy buscando el dato que me pediste… aguarda un momento. Acabo de subir al taxi.
—Señor, en cuanto tiempo llegaremos a San Isidro - pregunto mientras terminaba de enviar los datos por W******p.
—Unos cuarenta y cinco minutos, si no hay mucho tráfico, contesto el hombre mientras la observaba con detenimiento.
Esa voz, esa voz le parecía conocida, pero no; no podía ser él… ¿Además, ¿cómo?, si él tenía su propia empresa por Dios, es imposible se dijo y levanto la vista. Su cuerpo tembló de pies a cabeza, habría esperado cualquier cosa, pero no lo que tenía frente a sus ojos, trato de disimular su nerviosismo y lo saludo con cierta indiferencia.
—Hola Valentino —pronuncio con sequedad.
—Qué tal Lu, ¿Cómo has estado? — Respondió él con una sonrisa que le iluminaba el rostro mientras que avanzaba por la avenida y miraba de reojo como ella se sonrojaba como si fuera una colegiala.
El corazón de Luana latía con fuerza, podría decirse que si estuviera en una habitación vacía este se podría escuchar muy fuertemente. Él aún recordaba como la llamaba y eso que habían pasado ocho años desde la última vez que habían hablado.
— ¿Te pasa algo? —Pregunto Valentino — Tú nunca has sido de las que se quedan calladas, es más, diría yo, muchas veces había que taparte la boca para que te callaras.
—Por favor Tino, que cosas dices, además quien recuerda eso a estas alturas.
—Yo, yo las recuerdo —Replico el mientras la miraba —Yo creo que fueron los ratones —Dijo mientras esquivaba un auto.
—Los ratones ¿Qué?
—Los que te comieron la lengua, sigues callada desde hace un buen rato —Bromeo, el mientras se detenía por culpa de un semáforo.
—No digas eso, en verdad no me pasa nada; pero cuéntame ¿cómo te ha ido? —Pregunto Luana mientras miraba distraída por la ventanilla del auto.
—Muy bien, no puedo quejarme, ya sabes, tengo dos hijas que son mi debilidad, un buen trabajo, pero tú por lo visto le huyes al matrimonio. ¿Nunca piensas casarte?
—No seas malo, lo que pasa es que aún no encuentro a nadie que me ame como yo quiero.
—De verdad aún no lo encuentras— pregunto curioso Valentino.
—Si —dijo ella mientras volvía a sonrojarse y volteaba la mirada hacia el exterior del auto.
Todo quedo en silencio nuevamente, pero minutos más tarde él volvió a la carga con sus preguntas.
— ¿En realidad crees que el amor aún no ha llegado a tu vida?
—Si—susurro ella, mientras su mente recordaba los momentos que había compartido con él.
Un suspiro salió de ella sin que lo pudiera controlar, la verdad es que tal vez ellos habrían podido ser felices, pero las circunstancias unidas a las personalidades contradictorias de cada uno, los hizo fracasar como pareja.
Él, por un lado, tratándola como a una muñeca de porcelana, sobreprotegiéndola en extremo, sin permitir que ella tomara decisiones por si sola, y ella, que en ese momento atravesaba una etapa de rebeldía e inmadurez, pensando que la vida solo se había hecho para divertirse sin pensar en el mañana y odiando sentirse atada a una relación tan absorbente.
—Sabes — dijo de pronto Valentino— yo nunca pude olvidarte.
Un frío intenso recorrió su cuerpo, nunca creyó que él diría eso, su corazón latía a mil por hora, quería bajarse del auto inmediatamente, pero su vanidad y curiosidad de mujer se lo impedía, quería saber hasta qué punto él la recordaba, quería sentir su ego elevarse, además sentía una pequeña emoción al saber que él no había podido olvidarla, de pronto reflexionó para sí misma y si él me está mintiendo, si se está burlando de mí, después de todo yo termine la relación diciéndole que deberíamos darnos un tiempo.
—No te burles de mí — respondió seriamente Luana.
—Pero no me estoy burlando pequeña.
Al escuchar ser llamada así después de tanto tiempo, sintió un estremecimiento interno unido a la nostalgia por los viejos tiempos, le hubiera gustado ser más liberal y seguirle el juego, pero sus principios no se lo permitían, gracias a Dios, pensaba ella ya estoy por llegar a mi trabajo y sé que este incidente no pasara de ser una simple bobería. Nada de esto volverá a ocurrir.
—Oye, oye, detente aquí, ya llegamos— aclaro Luana
Finalmente, las niñas llegaron a la empresa, la familia al completo se reunió nuevamente, los ojos de Luana brillaban de felicidad mientras las lágrimas rodaban a borbotones por sus mejillas, abrazo a sus hijos fuertemente como si aún pensara que todo era un sueño y que despertaría nuevamente sola en aquel lugar donde fue encerrada cuando estaba embarazada.Su mente aún tenía lagunas con respecto a esa época, breves destellos de recuerdos inundaban sus sueños, era necesario que el nuevo psiquiatra que Valentino había conseguido la atendiera, aunque ya le habían dicho que como parte de su recuperación debía empezar una terapia de trauma, hacerle revivir sus recuerdos para que no siguieran atormentándola.Era hora de que enfrentara su pasado oscuro.Saco esos pensamientos de su cabeza y miro a sus hijos, orgullosa de lo valiente que demostraron ser en los últimos eventos en los que se habían visto envueltos.Valentino tenía las manos cruzadas bajo su barbilla mientras los observaba en s
Valentino los observo en silencio, había algo extraño en esa familia, solo quedaba ver cuál sería la reacción del anciano ante la osadía de su hijo.—Bueno señor Ordóñez, ya sabe a lo que he venido.—Lo sé. — Respondió calmadamente Valentino y mirando a Nicolás hablo. —Están en la sala de juegos, ve tú por ella.El rostro angustiado de Aarón no le paso desapercibido, mientras la cara de la mujer era de furia extrema.—Papá, no debiste molestarte, yo había venido por mi sobrina.—Cállate. —Rugió el anciano. —Tú y yo hablaremos en casa. Además, quiero a esa mujer lejos de ti, llévatela antes de que haga que la detengan.—Papá, no seas así, recuerda quien es ella.—Porque lo recuerdo es que te digo que no la quiero ante mi presencia nunca más.—¡Tomás!, ¡cómo puedes tratarme así! — grito la mujer histérica. —Soy la madre de Aarón.—Espero que recuerdes que eres su madre, antes de hacer estupideces, ahora lárgate o te arrepentirás si continúas aquí. ¡Sáquenla! —grito a sus subordinados, q
—Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle? — pregunto Valentino seriamente.—Vine a recoger a la señorita Mindy, me envía el primer ministro.—¿El primer ministro? ¿Mindy?, disculpe, pero no sé de qué está hablando.—Sabemos que usted recogió a la señorita Mindy, por orden del primer ministro, y como no puede venir directamente me envió a mí en su lugar.—Lo siento, sigo sin entender, por otro lado, ni siquiera conozco al primer ministro y en caso lo conociera, ¿cómo confirmo que usted viene de parte de él?—¿Se está negando a entregar a Mindy? — inquirió el sujeto molesto.—La verdad es que no sé de qué hablas, vienes a mi oficina, de manera prepotente te diriges a mí y que quieres que te entregue a una supuesta persona que está en mi poder. Discúlpame, pero estas, loco. ¿Sabes siquiera quien soy yo? Retírate, o te haré sacar con seguridad, me estás haciendo perder el tiempo.El tipo se irguió en todo su tamaño, dejando ver que le llevaba más de una cabeza de altura a Valentino, creyend
Del otro lado de la línea maldijeron, tiraron todo lo que estaba en el escritorio, era una lástima que el negocio se hubiera caído tan pronto, el problema sería hablar con los futuros clientes que ya habían dado el cincuenta por ciento del valor del producto.Maldijo nuevamente mientras sacaba un puro del cajón de la derecha de su escritorio, lo cortaba y lo encendía, aspiro una bocanada de humo cuando entro su mujer y al verlo en ese estado solo pudo suponer que el negocio se había ido por el caño.—Nuevamente lo perdimos.—No te preocupes mujer, ese niño caerá en nuestras manos nuevamente, solo hay que tener paciencia. Y en lo que respecta a la niña, se salvó esta vez.—Pero era la única manera de tener al primer ministro en nuestras manos. —Hablo la mujer.—Lo sé cariño, pero ya encontraremos la manera de tenerlo en nuestras manos, creo que tiene una hija de veinte años, ¿no?—Así es, está en la universidad, ¿has pensado en algo?—Sabes que siempre estoy pensando en todo. Tú no te
—Salgan niños, ya se fueron —Hablo Jules mientras abría la tapa de la cabina para dejarlos salir. Ni bien Mindy dio un paso a fuera, se puso a vomitar, estaba pálida por el esfuerzo realizado al tratar de aguantar el vómito, encerrada en ese cubículo apestoso.Todos rieron al verla caer luego de vomitar.—Vamos niña, ni que estuviera apestoso ahí dentro — Bromeo Perico.La pálida cara de Mindy y sus ojos rojos les respondió.—Mindy ya estamos moviéndonos de nuevo, pronto estaremos con mi papá y podremos llevarte a tu casa, así que mantén la calma, ¿sí? — Suplicó Alex al verla apenada y avergonzada.—Chicos miren el muelle, está cerca. — Grito Jules para distraerlos.Los niños se pararon cerca a la borda y miraron el muelle acercarse, había movimiento en ese momento y los tipos que habían llegado en el bote estaban desembarcando, parado cerca al borde se encontraban tres personas que Alex pudo distinguir muy bien eran sus padres y Mike el guardaespaldas de su papá, por fin regresaría a
—¿Ya vamos a llegar? —pregunto Mindy inquieta.—Si niña — respondió Tobías, que estaba pidiendo permiso para atracar en el muelle, del otro lado no se decidían debido a que su ruta de ingreso siempre había sido el muelle del Callao y era muy sospechoso que ese día decidieran cambiar de rumbo en pleno viaje.Tobías trató de explicarles que tenía un problema técnico que no le permitía regresar al Callao, luego de unas negociaciones donde tuvo que sobornar al oficial a cargo le dieron el permiso, pero primero subirían a verificar que no hubiera pesca, ya que solo los registrados en esa zona tenían permitido comercializar.—Chicos, necesito que se cambien de ropa, no pueden estar con la que llevan, sospecho que aquí también los están buscando, es mejor que pasen desapercibidos.Jules los llevo a la cabina y les entrego unas prendas de los nietos de Tobías que usaban cuando salían con ellos a la pesca. Pronto los niños estaban cambiados y el cabello rubio de Mindy metido en una gorra de la
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