NINA
Trago saliva al ver a la rubia frente a mi.
—¿Con quien hablas? —pregunta con un tono oscuro.
—Amor sal de ahí, te lo suplico—pide mi esposo consiguiendo que Alyona lo escucho.
Claro que lo va a escuchar porque su sentido auditivo es diez veces mejor que el de un humano.
—¿Pense que era tu madre? —me recuerda la mentira y trago saliva.
—Lo siento yo…
No me da tiempo a reaccionar porque la maldita me da un puñetazo que no me espero y me manda atrás.
El móvil se me suelta cuando me toma del cuello estampándome contra la pared y solo temo en este momento por una sola cosa.
—Gigi—grito el nombre de mi cuñada.
—Ella no te puede responder—me dice y no puedo respirar.
Aprieta con fuerza y aire no puedo llevar a mi sistema.
—Alyona.
—Ven conmigo perra.
Me toma del cabello y se agacha, agarra el móvil que se me ha caido y camina de vuelta a la mesa donde no encuentro a Gigi.
—Me estas haciendo daño—tira mas fuerte la muy desgraciada.
—Que lastima por ti maldita perra.
Me asusto por Gigi,