El camino fue incómodamente silencioso.
"¿Y cuál biblioteca?" pregunté finalmente.
"La del ala este. Está menos concurrida a esta hora."
"¿Menos gente o menos distracciones?" pregunté con una sonrisa sarcástica.
Rowan me lanzó una mirada de reojo, casi divertida, pero no dijo nada. Me pareció que sus labios se movían apenas, como si reprimiera una respuesta.
Cuando entramos, el cambio de ambiente fue inmediato. La biblioteca del ala este era silenciosa, con olor a papel viejo y madera pulida. Luz tenue entrando por vitrales de colores. Casi parecía otro mundo.
"Arriba están los libros de alquimia antigua. Vamos" dijo Rowan, adelantándose.
Lo seguí. Aunque no me gustaba la idea de estar a solas con él, había algo en esa biblioteca que me calmaba. Y, por supuesto, también me ponía ner