Amelia se le humedecieron los ojos, no sabía si por la traición que sentía por las personas que más amaba en el mundo o por su impotencia al sentir que la estaban obligando hacer algo que definitivamente no quería. Acababa de regresar a su país natal, tal y como se lo había prometido a sus padres, había pasado tres años estudiando negocios internacionales en los emiratos árabes y debía terminar los dos últimos años en la universidad de Curazao, de donde era, pero ahí estaba en vez de festejar; Lanzaba una copa de champagne que se hizo añicos en la una de las paredes del estudio de su padre, mientras gritaba “no me pienso casar con ese cretino, sabrá Dios si tendrá una Enfermedad venérea de tantas mujeres que lleva encima” sin escuchar las suplicas de su madre ni los gritos de su padre salió de ahí echa una furia sin imaginar que detrás de la puerta estaba el cretino. “ni creas que me quiero casar contigo” fue su saludo, ella se impresionó, pero no se lo demostró y lo esquivó siguiendo su camino, al verse ignorado Paul solo le gritó “y estoy sano niña insolente” Amelia alzó la mano sin detenerse y le extendió su dedo del medio, mostrando lo nada que le importaba. ¿Se quedará Paul Villamizar con el desplante de la chica que el denominó patito feo o cumplirá con el trato de sus padres? Él quien era el joven más rico y deseado de la universidad, él alto, moreno de ojos marrones claro con un cuerpo que gritaba sex0 además de tener una novia con un cuerpo de infarto.
Leer másPDV. Amelia.
¿Me creerían si les digo que mi peor pesadilla, empezó antes de que yo naciera? Por allá por el año 1979, mis padres estaban viviendo aun en España, estaban recién graduados y habían decidido irse de viaje por un mes a un país lejano y que no conocieran, así que según la historia que cuentan, mi padre le dijo a mi mamá.
– Gira el globo terráqueo y coloca el dedo donde caiga ahí iremos.
Mi madre muy emocionada lo giró varias veces y su dedo lo puso en el mar caribe en sur América, lo más cerca que quedaba de su dedo era una isla muy pequeña llamada Curazao, y ahí se fueron a pasar unas supuestas vacaciones.
Mi padre es ingeniero automotriz y mi madre tiene una maestría en negocios, ambos se conocieron en la universidad apenas mis abuelos fueron a trabajar desde Escocia a España. Fue amor a primera vista ella pensó que era el amor de su vida y él que no quería otra mujer más sino ella. Decidieron casarse al estar graduados e iniciar un negocio de talleres de vehículos de alta gama. Mi madre lo gerenciaría y mi padre se encargaría de la parte operacional.
Son un equipo perfecto en muchos sentidos y los amo inmensamente, pero como nada es perfecto, muchos años después me enteraría de su traición hacia mí, su primera hija.
Volviendo a los años 70´s llegaron a esa pequeña isla llena de playas con diversos azules que los enamoraron, y un buen día, el universo, el destino o quien sea que los ayudó a mi pesar, en un hotel se toparon con el dueño del banco más grande de la isla y su hijo que era contemporáneo con ellos hablando con otros inversores y como mis padres tenían sed de abrir su negocio, tener su propio patrimonio, aunque ambas familias poseían muchos bienes, ellos quería formar el suyo propio para sus hijos. Asi que se dedicaron a escuchar la conversación.
En la isla para ese entonces se estaba empezando a abrir más a los turistas y querían atraer personas adineradas a vivir sobre todo en Willemstad la capital que está ubicada en la parte neerlandés. Para ello debían de formar varias empresas entre ellas traer las franquicias de concesionarios de autos de alta gama como Porsche, Ferrari, BMW, entre otras, y fue ahí donde mis padres dijeron "ese es el negocio, nuestra oportunidad".
Y así se le presentaron a Paul Belmonte como inversores y futuros dueños de esos concesionarios. Solo volvieron a España a pedirle financiamiento a mis abuelos y lo demás se los prestó el banco neerlandés, no pasó mucho tiempo para que se hicieran amigos del hijo de Paul Belmonte próximo heredero de los bancos y su prometida María Elena.
– Me sabia esa parte de la historia mi niña, pero cual es el punto, que sigo sin entender – respondió mi nana a quien me fui a buscar para desahogarme, su amiga con quien estaba tomándose unos tragos asintió. Parecía que las estaba aburriendo.
– Ya sé que te estoy aburriendo nana, pero necesitas saber el inicio de todo – le respondí tomando otro shoot de un ron blanco para acompañarlas.
– No me aburres, solo que lo que me estas contando pasó años antes de que nacieras, como es que te está afectando ahorita en el 2022 e hizo que te salieras de tu fiesta de bienvenida niña. – voltee mis ojos, no por ella sino porque me recordó que por muy molesta que esté debo volver a la fulana fiesta a poner mi mejor cara.
– En fin, luego del tiempo mis padres y los Belmonte se hicieron los mejores amigos, hasta compadres de bodas y estando medio ebrios, esa es la justificación que yo quiero darles para que hayan cometido semejante locura, acordaron que sus primeros hijos se casarían o serian socios en caso de ser del mismo sexo. – ahí la cara de mi nana se torció extrañada,
– ¿Cómo es eso? ¿Como en las novelas que hacen un contrato para casar a los hijos sino los desheredan? Después se casan por tres años odiándose – esa fue la amiga de mi nana, al parecer era una asidua lectora de novelas.
– Por suerte no estaban tan locos o ebrios para hacer un contrato formal, pero si escribieron su deseo en una servilleta del bar donde estaban los cuatro, ambas esposas redactaron y todos firmaron. ¿puedes creer semejante barbaridad? – casi grité lo último apretando mis puños.
– Ya va que ahora te fuiste muy rápido ¿eso quiere decir que te vas a casar con el joven Paul? – preguntó mi nana tratando de entender mi alocada historia causante de que sintiera casi odio hacia mis padres.
– Eso no quiere decir eso nana, como crees que me voy a casar con ese patán, además Juliana dice que se ha acostado con media universidad y de paso tiene novia – puse cara de asco.
– Eso último no lo dudo, el joven Paul es muy guapo, hasta yo si tuviera cuarenta años menos me acostaría con él.
– Nanaaaa. ¿De qué lado estas? – la mire mal.
– Ay niña del tuyo siempre, pero lo que está ante la vista no se necesita anteojos. – suspiré profundo, ciertamente siempre ha sido guapo, pero no iba a irme por ahí, no otra vez.
– ¿Por qué dices que es un patán? A mi no me lo parece, además ustedes eran tan unidos de pequeños – me cuestionó.
– Porque delante de los padres aparenta, tú lo has dicho de pequeños, cuando era agradable, pero bastó que se fuera al bachillerato para que se volviera un patán insensible.
– ¿Qué te hizo mi niña, o que te dejo de hacer? – me miró levantando una ceja, ¿acaso me veía como una desesperada a la que no quiso tocar? No de ninguna manera.
Me quedé pensando en ello, pero no quise entrar en detalle, así que solo le respondí.
– En bachillerato solo me buscaba para que lo ayudara con sus estudios y luego me humilló con sus amigos.
– Umm, ya veo – respondió mi nana.
– Ay niña, si me permites opinar, yo digo que del odio al amor solo hay un paso – comentó la compañera de mi nana – y si es tan guapo como dice aquí mi comadre yo como que me caso y después lo perdono.
– De ninguna manera – me levanté de la silla y sentí el mareo de los varios shoots que me tomé.
– Creo que mejor llamo a Ascanio que venga por ti mi niña, no deberías manejar así.
– Si nana, también creo que es mejor, gracias.
Mas tarde estaba entrando a mi casa, pero por la parte de atrás, subí a mi habitación para refrescarme y cambiarme de ropa, total seguía siendo mi fiesta así que debía estar regia, me cambié a un vestido amarillo corto con unos botines de tacón de aguja que me llegaban por los tobillos, me maquillé simple y bajé. Para sorpresa de todos, incluyendo a mis padres a los cuales no les había contestado el teléfono desde que salí de su despacho.
PDV Narrador. Paul aceptó solo porque quería encontrar la manera de vengarse. Amelia iba a reclamarle a su hermana, pero esta la miró y le guiñó un ojo. Eso le daba entender que había una razón para haber arruinado su salida, a pesar de que solo tenía catorce años Juliana era astuta para armar planes sobre la gente. Así que lo dejó pasar. Los tres salieron del edificio para encontrarse con Federico en el restaurant que él había elegido, en el auto, Amelia le preguntó a su hermana. –¿Para qué lo invitaste? –Para que ganes puntos con tus papás por su puesto, tienen los ojos puestos en ti y en cómo te llevas con Paul, si siguen peleándose y demostrando lo que se odian, los van a casar más pronto que tarde y se acercan mis quince años no vas arruinar mi mega fiesta con tu boda obligada. –No va a haber ninguna boda. –No veo ningún plan para evitarlo, así que mientras que nuestros padres vean que te llevas bien con él se relajaran y dejaran de presionar mientras te inventas como salir
PDV Narrador. Había pasado un mes y tanto Amelia como Paul seguían sin soportarse, solo se hablaban lo justo y necesario para alguna firma de documento o decisión a tomar. Cada uno quería ganar sobre el otro cuando estaban solos, mientras que cuando estaban sus padres disimulaban un poco. La sal en el café de Amelia había sido el inicio de una guerra silenciosa, ella esperó cuatro días para que Paul bajara la guardia y para hacerlo más épico, lo haría durante una reunión con unos proveedores de motos de agua, días previos había comprado tazas personalizadas para todos y se las había dado a la chica que les servía el café para que siempre las usara adecuadamente, es decir ella sabría al ver la taza que esa era la de Paul. Inició la reunión con la presentación de la empresa, como era ya de costumbre los padres se sentaban en la parte izquierda de la mesa de reuniones, Amelia en la cabecera y Paul a su derecha. Espero que tomara el primer sorbo de café, luego apenas vio como Paul y los
PDV Paul. El día de ayer fue extenuante, no solamente la mal criada de Amelia casi me tira al piso al meterme el pie para que me tropezara, sino que me lleve la mala noticia que ella es la socia mayoritaria por lo que será la presidenta de la empresa y yo el vicepresidente, recuerdo su amplia sonrisa, recuerdo mis reacciones la primera fue bajar mis manos de la mesa para cerrarlas en puño y la otra de mi miembro con vida propia que vibro al verle su hermosa sonrisa. Iba gruñendo yo solo en mi auto, cuando me frené por el cambio de luz del semáforo a rojo y una música alta me sacó de mi amargura. –Quien puede estar con ese escándalo a esta hora – casi grité al mirar el retrovisor de mi auto para fijarme de donde provenía la música, me quedé de piedra al ver el carro de mis sueños justo de tras de mí y manejándolo otra persona. Un lamborghini Sián Roadste color verde, hacía menos de un mes que mi padrino lo había importado, de hecho, eran dos, pero uno de ellos ya estaba reservado. M
PDV Hafid. Había pasado una semana, una terrible semana, a decir verdad, así como todo iba bien de un momento a otro todo se fue al carajo, Amelia me había comentado que sus padres la querían de regreso antes de los tres años que habían acordado que pasara aquí estudiando, sin embargo, jamás me pasó por la mente que vinieran un buen día y se la llevaran de la nada. Lamenté haberme ido al desierto ese fin de semana, quizá no iba a hacer que los padres de Amelia cambiaran de parecer y la dejara, pero por lo menos nos hubiésemos despedido o quizá la hubiese llevado a casa para calmar los ánimos de mi familia que ahora estaban desbordados. Recuerdo ese regreso, a decir verdad, había pasado un buen tiempo con mis tíos, primos, mi padre y hermano, aun cuando como siempre seguían las burlas de que no había conseguido comprometerme, solo que esta vez mi papá salió a mi defensa que una latina estaba derretida por mí y pronto nos comprometeríamos. Cosa que no era tan alejado de la realidad,
PDV Amelia. Tenia que volver a casa, a quien quería engañar, no podía huir, si mi madre toma té con la presidenta de la isla y mi padre juega golf con el gobernador, solo era cuestión de una llamada para que supieran que yo estaba con mi nana, yo no había llevado teléfono ni nada, pero era predecible, al estar todas mis amigas en la que se suponía era mi fiesta, el único lugar al que podía ir era a los brazos de la anciana que había ayudado a mi madre a cuidarme desde que nací. –Mi niña – llamo mi atención mi nana – sabes que me encantaría que te quedaras aquí para apapacharte, pero sabes que tienes que irte, tus padres están preocupados, doña Bonnie me llamó, le dije que estas bien, pero luego llamé a Fernando para que te venga a buscar, no deberías de manejar con esos tragos encima. –Esta bien nana, gracias – suspiré, ya me había desahogado. Mas tarde, llegué a casa me cambien a un vestido amarillo corto y bajé regia, nadie mas me iba a ver llorar y mucho menos el patán con el qu
PDV Amelia. –¿Que, que quiere decir esto? – pregunté queriendo que me dijeran que yo estaba entendiendo mal o que era una broma. –Que dimos nuestra palabra que te casarías con Paul, hija – respondió mi padre. Salió de mí una risa casi histérica – sí, claro, déjenme decirles que es una broma de muy mal gusto. Estaba agarrando el portarretrato tan fuerte que de seguro mis nudillos estaban blancos, mi madre me miraba como pidiéndome que me calmara, mientras negaba con la cabeza. –No lo es Amelia, tu muy bien sabes lo importante que son tus padrinos para nosotros, son como nuestros hermanos desde hace muchos años, y decidimos que lo mejor para la próxima generación de nuestra familia es que nuestros primogénitos se casen y formemos una familia ahora de sangre. Podía sentir como mis ojos se abrían y cerraban como locos, esto no me podía estar pasando a mí, ¿será que estaba soñando? –En que siglo crees que estamos padre? – sabia que mi tono de voz estaba mas alto que lo que jamás le h
Último capítulo