STAVROS
No confíes Stavros, las miradas mienten, engañan, traicionan y son una trampa que las mujeres saben utilizar muy bien.
—No escuche nada—abro la puerta—apurate..
—Noooo—atrapa mi mano, la suya es tan pequeña, tan suave—no quiero que retrocedamos Stavros—llora—no sabes lo feliz que me hiciste ayer—me abraza sorprendiéndome—sentir tu calor, la forma en la que me hiciste el amor, nunca me había sentido así de salvajemente plena, deseada, amada Stavros—«Diablos» mis manos la rodean inevitablemente.
—Me gusto tanto ser tuya—su belleza me sume metiéndose en mi cabeza recorriendo mis venas como veneno causando un efecto que debo mantener en control—solo es esta semana Stavros, solo esta.
Su esencia natural hace estragos en mi mente, esta me juega sucio, me traiciona cuando sus pechos los siento firmes, abultados sobre mis pectorales.
—Dime que no te gusto—en cunclillas acerca su rostro al mío, maldita mujer, empeora el autocontrol que deseo tener—dime que no lo disfrutaste como yo—ins