Katherine Cullen es una madre soltera que ha hecho todo por su hija Lucy, una niña traviesa con un único deseo navideño: darle a su mamá un esposo y a ella un papá. Sin saberlo, ese anhelo las lleva al camino de Anthony Salvatore, un mafioso temido que, bajo la fachada de negocios legítimos, lidera una de las familias más poderosas de la ciudad. Cuando un malentendido en su oficina hace que el abuelo de Anthony asuma que Katherine es su prometida, él le propone un trato: fingir ser su novia durante 30 días para cumplir con las exigencias familiares. Lo que empieza como una mentira convenida pronto desata enredos cómicos, peligros inesperados y una conexión que desafía las barreras de sus mundos. Entre luces navideñas y secretos que amenazan con salir a la luz, Tony deberá enfrentarse a su pasado y decidir si está dispuesto a sacrificarlo todo para protegerlas. ¿Podrá esta familia improvisada encontrar un final feliz real antes de que caiga la última campanada del año?
Leer másLa pequeña Lucy corre por los pasillos del centro comercial con el corazón acelerado, los zapatitos hacen eco en el suelo mientras esquiva a los empleados que preparan todo para la gran inauguración navideña. Sabe que está cometiendo una travesura y que seguramente su madre la regañará, pero su determinación es más fuerte que su miedo. Es la única oportunidad que tiene de hablar con Santa Claus antes de que el evento abra sus puertas al público. Mamá trabaja demasiado y no pueden permitirse pagar la entrada, pero eso no apaga su entusiasmo. Lucy sonríe con ilusión, imaginándose la cara del gran abuelito de rojo y su famosa barba blanca.
Con el corazón latiéndole a toda velocidad, Lucy llega al escenario improvisado, que parece salido de un cuento mágico. Las luces parpadean en tonos cálidos, las guirnaldas verdes y doradas caen con elegancia, y un enorme trono dorado ocupa el centro, rodeado de regalos envueltos en papeles brillantes. Por un momento, la pequeña se detiene a contemplar el lugar, maravillada por cada detalle. Le parece increíble estar ahí, como si hubiera cruzado a un mundo secreto.
A un lado, nota una puerta entreabierta que deja entrever un espacio menos decorado, más real. Sin pensarlo dos veces, Lucy se escabulle, moviéndose con cuidado para no hacer ruido. Cada paso la acerca más a su objetivo, y la emoción le hace cosquillear el estómago.
Cuando finalmente lo ve, su respiración se entrecorta. Ahí está Santa Claus. Es justo como lo había imaginado, pero más real. Gordito, con una barba tan blanca y esponjosa que parece algodón de azúcar, y sus mejillas rosadas como si acabara de salir del frío. Está comiendo tranquilamente unas galletas, con una expresión tan relajada que Lucy casi siente que no debería interrumpir.
Por un momento, duda. ¿Y si no es él? ¿Y si la regaña por estar ahí? Pero el deseo en su corazón es más fuerte. Reúne todo su valor, corre hacia él y, con sus manitas temblorosas, tira con suavidad de su abrigo mullido.
Al instante, un olor cálido y reconfortante llena sus sentidos: jengibre, almizcle y algo dulce que no puede identificar. Es un aroma tan especial que, de inmediato, la hace sentirse segura.
El hombre baja la mirada hacia ella con un poco de sorpresa, pero al verle la carita llena de ilusión, una sonrisa tierna se dibuja en su rostro, como si la hubiera estado esperando todo el tiempo.
—Hola, señor Santa. Soy… soy Lucy —dice con timidez en su voz.
El hombre se vuelve hacia ella con una ligera expresión de sorpresa que pronto se transforma en una sonrisa cálida.
—Sé muy bien quién eres, Lucy Cullen —responde con una voz grave y amigable.
Lucy queda boquiabierta. ¡Santa sabe su apellido!
—Yo… solo quería pedirle algo esta Navidad…
—Mmm… —Santa finge dudar mientras mastica una galleta—, pero se supone que no deberías estar aquí, ¿sabes? Hacer una travesura como esta podría llevarte a la lista de los niños malos.
—¡No! —protesta Lucy con energía—. ¡No soy mala! Solo quería pedirle un deseo. Nunca pido nada, pero esta Navidad quiero algo muy especial para mi mamá y para mí.
Santa se ríe, sus ojos brillan con ternura. Se agacha para quedar a la altura de Lucy.
—Muy bien, pequeña. ¿Qué es eso tan especial que deseas?
Lucy toma aire y suelta de golpe:
—¡Un papá! Y que mi mami sea feliz, que tenga un esposo.
Santa levanta las cejas, divertido, pero enternecido.
—Vaya, eso es un regalo inusual. ¿Estás segura?
—¡Sí! —Lucy asiente con fuerza, sus mejillas están muy rojas por la emoción—. De verdad, de verdad quiero un papá. ¡Por fiiis!
Santa se pone de pie nuevamente, sacudiendo las migas de su barba mientras termina su galleta.
—Muy bien, Lucy. Si eres una niña buena y tienes suficiente fe, prometo que tu deseo se hará realidad.
Lucy lo mira con los ojos brillantes de esperanza.
—¿De verdad?
—Por supuesto —dice él, guiñándole un ojo con complicidad.
En ese momento, un ruido en el pasillo la hace girarse. Es la voz de su madre, Katherine, quien la llama con preocupación. Lucy se da vuelta para despedirse, pero Santa ya no está. Desapareció, como si nunca hubiera estado allí, como si fuese magia.
Lucy no puede creerlo, pero está absoluta y sin ninguna duda, convencida, de que ese hombre era el verdadero Santa Claus.
—Voy a tener un papá —canturrea dando saltitos.
La niña corre de regreso con una sonrisa traviesa y el corazón lleno de expectativas. Aunque mamá seguramente estará enojada, Lucy sabe que algo mágico está por suceder. Estas serán unas fiestas diferentes; si confía lo suficiente, tendrá un papá para Navidad.
EPÍLOGOCuatro meses después el sol brilla sobre la villa en Toscana cuando los primeros llantos de un bebé rompen la quietud de la habitación.—Es un niño.Katherine, exhausta, pero radiante, toma a su hijo en brazos, con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.Anthony, aún con la cicatriz en su costado, mira a su primogénito con orgullo y amor.—Es perfecto.Lucy se asoma emocionada.—¡Mi hermanito!Giulia y Dimitri están allí también, junto con Andrea y el resto de la familia. Todos reunidos, celebrando la llegada del nuevo miembro de la familia Salvatore.Anthony rodea a Katherine con sus brazos, besando su frente con ternura.*En la siguiente navidad…Las luces parpadean en tonos dorados y rojos, llenando el centro comercial con un resplandor festivo. El aire huele a canela y chocolate caliente, y las risas de los niños resuenan por todas partes. Es Navidad otra vez, pero este año es diferente. Este año, Lucy ya tiene todo lo que siempre soñó.Con su abrigo rojo y sus guantes d
CAPÍTULO 124: AQUÍ Y AHORALas luces frías del hospital parpadean débilmente mientras los médicos corren por los pasillos y llevan a Anthony en una camilla. Katherine avanza a su lado, con los ojos llenos de lágrimas y su corazón latiendo con pánico.—¡Aguanta, por favor! —susurra, aferrándose a su mano mientras lo trasladan al quirófano.Anthony, a pesar del dolor, esboza una sonrisa torcida.—Siempre tan dramática…Katherine deja escapar una risa ahogada, pero antes de que pueda decir algo más, las puertas del quirófano se cierran ante ella.Las horas siguientes son una tortura. Sentada en la sala de espera, con Giulia y Lucy a su lado, cada minuto se convierte en una eternidad.Finalmente, un médico sale con expresión cansada, pero con una noticia que hace que su corazón vuelva a latir con fuerza.—La cirugía fue un éxito.Katherine siente que las piernas le fallan, las lágrimas nublando su vista. Anthony está vivo.Horas después, Katherine entra en la habitación donde Anthony desc
CAPÍTULO 123: LA BODADespués de semanas de preparativos, por fin ha llegado el gran día. La boda.El problema con Chiara parece haber quedado en el pasado; desde aquella amenaza, no ha vuelto a dar señales de vida. Todo está en calma, al menos por ahora.Katherine se mira en el espejo y apenas puede reconocerse. Parece un sueño. Su cabello pelirrojo cae sobre sus hombros enmarcando su rostro con un brillo especial. Su vestido blanco es delicado, etéreo, con telas ligeras que flotan a su alrededor, dándole la apariencia de una diosa terrenal. Y su vientre, de casi siete meses, la hace aún más hermosa.—Estás deslumbrante —susurra Giulia, mirándola con una mezcla de admiración y emoción.La pequeña Lucy, vestida con un adorable atuendo rosa claro, sonríe mientras sostiene la mano de Giulia. Ambas llevan vestidos a juego, convirtiéndolas en las damas de honor perfectas.Pero Giulia no está del todo bien. Desde que Dimitri se fue, su humor ha sido de los mil demonios. Ha intentado sonreí
CAPÍTULO 122: AJUSTE DE CUENTASLuego de asegurarse de que Katherine duerme plácidamente, Anthony sale a la terraza de la casa, incapaz de resistir la tentación de encender un cigarro. Inhala profundo, dejando que la nicotina alivie momentáneamente la tensión. Todo el problema con Chiara sigue inquietándolo, pero no puede negar el alivio que siente al saber que ese supuesto hijo no es suyo. Suelta el humo en un largo suspiro, como si con él pudiera disipar los restos de incertidumbre.Siente una presencia detrás de él antes de escuchar la voz de Dimitri.—Anthony —dice con precaución—, ya averigüé dónde se está quedando Chiara.Extiende la mano con un papel. Anthony lo toma sin prisa, echando un vistazo a la dirección antes de doblarlo y guardarlo en el bolsillo de su chaqueta.—¿Y bien? —pregunta sin mirarlo—. ¿Esta será tu última misión?La pregunta no es casual. Anthony fue claro: si Dimitri no podía ser honesto sobre lo que se traía con su hermana, entonces su tiempo bajo la prote
CAPÍTULO 121: CONFIANZAKatherine siente que otra vez se está repitiendo el ciclo. Su corazón martillea contra su pecho mientras sus ojos continúan recorriendo la prueba de ADN como si, de alguna manera, las letras pudieran cambiar. 0% de probabilidad de paternidad.No entiende nada. ¿De quién es esa prueba? ¿Y por qué Anthony ha decidido no decirle nada al respecto.Su mente empieza a pensar en todo lo que ha pasado y entonces recuerda que él recibió una carta poco antes de venirse a Italia de nuevo. «¿Será posible que esa carta tuviese que ver con esto? Por eso parecía tan nervioso, por eso dijo que no era nada importante», se dice en sus pensamientos.Levanta la mirada hacia Giulia, buscando respuestas en el rostro de la mujer, pero lo único que encuentra es un muro absoluto.—Giulia, dime la verdad. ¿Esto es real?—Sí —responde sin dudar—. Es real y es la prueba de que no tienes nada que preocuparte.—Pero ¿de quién es? Es Obvio que es de Anthony, pero quién es la otra… —Katherine
CAPÍTULO 120: NO MÁS VERDADES A MEDIASKatherine se siente más feliz de lo que jamás imaginó. Después de todo lo que ha vivido, la tormenta parece haberse disipado, dejándola envuelta en una paz que aún le resulta extraña, pero bienvenida. Las cicatrices de su pasado no han desaparecido y, quizás, nunca lo hagan por completo, pero ha comenzado a trabajar en ellas. Hablar con una terapeuta de confianza ha sido un paso difícil, pero necesario. Aunque, por supuesto, hay cosas que no puede compartir, secretos demasiado oscuros que deben permanecer enterrados.Aquella mañana, tras finalizar su sesión en línea, cierra la laptop con un suspiro y se recuesta en la cama. Su vientre, ya entrando en el quinto mes de embarazo, empieza a ser una carga más pesada de lo que esperaba. No puede evitar sonreír al acariciar la curva creciente de su abdomen, sintiendo el suave movimiento dentro de ella. Es un recordatorio de lo mucho que ha cambiado su vida en tan poco tiempo.Unos golpes en la puerta la
Último capítulo