Es tonto estar enamorada de la misma persona desde que tienes díez años, bueno esa es mi historia, llegué con mi hermana Juliette a la mansión Lombardi, desde un pueblo olvidado de Atlanta a los diez años, mi madre murió consecuencia de cáncer de estómago y mi padre no quiso hacerse cargo de mi, al no haber más familia mi hermana de dieciocho años se hizo cargo de mí. Al llegar a Florida Helios fue mi mejor amigo, la señora de la casa se ofreció pagar mi educación, Artemis y Helios se convirtieron en mis mejores amigos, pero Helios se metió en mi corazón sin darme cuenta; cada que me miraba reflejada en su mirada color cielo quedaba hipnotizada. Siempre quise confesar mis sentimientos y decirle cuánto lo amaba, pero nunca tuve el valor, de imaginarlo mis manos sudaban de los nervios, mi corazón latía acelerado y su sonrisa alegraba mis dias. Cuando Helios tocaba el piano, podía imaginarme, flotar en el cielo nocturno, admirando el firmamento junto a él. Llegó el día donde me armé de valor, me decidí a contar todo Llegó el festival de la semana internacional en la preparatoria, preparé todo con anticipación, ahorré mucho para mí vestido. De nada sirvió ese día Helios me presentó a su novia, una linda pelirroja de ojos verdes su nombre era Lara, me dolía pero ver a Helios feliz me hacía feliz. Mi corazón se terminó de hacer trizas el día, que Helios y Lara se casaron sentía que moría lentamente, era difícil ser feliz por él en ese momento, nunca tuve el valor de hacerle saber mis sentimientos a tiempo. Aún así el destino era caprichoso siempre me unía a él aunque intentara poner distancia, no se si era destino, o capricho, pero ya no había marcha atrás.
Leer másFebrero 15 2010.
La mañana era fría y solitaria, en la casa no se escuchaba ningún tipo de ruido.Una joven de largo cabello negro despertó alterada, luego de maldecir bajó hasta la cocina para preparar el desayuno.—Mierda se me fue una cáscara en los huevos, de malas serán huevos crujientes. —Dijo la chica sin dejar de batir los los huevos revueltos.—Jul.—Si pequeña ¿Qué haces despierta? —empero la muchacha ahora exprimiendo unas naranjas.—Feliz cumpleaños Juliette. —Hoy mi hermana mayor cumplía dieciocho años, cuando sea grande como mi hermana Juliette quiero ser como ella.—Enana ve a alistarte se te hará tarde, si te ganas un reporte ya sabes en la tarde no habrá caricaturas.—Yo me quiero quedar contigo jul.Miró a su hermana menor molesta, ya habían tenido varias veces la misma conversación, pero la pequeña simplemente parecía no escucharla.—Gabrielle ya hemos hablado de esto, no me hagas volver a repetirlo.—Solo quiero ayudarte.—¡Pues me ayudas más si te vas a la jodida escuela y dejas de insistir con lo mismo! —reclamó Juliette perdiendo la paciencia con su hermana menor.Salí de la cocina corriendo lo más rápido que pude, no quería llorar frente a mi hermana mayor.—Merde. —"Carajo". Musitó la muchacha frotando su frente.—Juliette ¿Por qué tan molesta mi niña? —inquirió una mujer delgada, de tes blanca cabello castaño claro y grandes ojos azules a medio abrir.—¿Qué haces levantada ma? Sabes que no debes pararte de la cama...—No, no, no cariño yo pregunté primero, dime ¿Por qué la cara larga?—No es nada madre solo Gabrielle y sus boberías de niña —dijo una irritada Juliette, sirviendo un plato a su madre de huevos revueltos y pan de centeno—, ya que estás aquí ven y come tu desayuno aquí.La castaña tomó asiento en la mesa para tomar sus alimentos. —Gracias por los alimentos Juliette, pero retomando el tema te pido por favor que tengas más paciencia con tu hermanita, se que haces mucho jul, aunque Gabrielle sea a veces algo caprichosa. Recuerda que solo es una niña y hay muchas cosas que una niña de nueve años no entiende.—Lo se madre, seré más tolerante con la pulga. —Dijo Juliette con tono de fastidio.—Hija, no lo tomes como regaño linda, solo ponte en lugar de Gabrielle solo es una niña y no entiende muchas cosas.Se levantó del asiento del comedor, se acercó a su madre besó su mejilla, para luego regalarle una sonrisa Gabrielle era algo latosa pero su madre tenía razón, su hermanita era solo una niña.•••Marzo 01 2010.Se supone era un día diferente, dónde comería pastel y dónde, habría regalos y globos, pero hoy no era así.—¿Estás lista enana? —preguntó Juliette entrando a la habitación de su hermana menor.—Jul, no me gusta usar cosas negras —me quejé mirándome al espejo, no me gustan los colores oscuros—, a mamá tampoco le gustaban los colores oscuros, decía que eran tristes y apagados.—Gabrielle linda es el funeral de nuestra madre, estamos de luto y se usa la ropa negra cuando estamos de luto. —explico Juliette atando el listón del vestido la niña.—A mamá no le gustaría ver a todos vestidos de negro.La pelinegra mayor le dió la vuelta a Gabrielle para mirarla, la tomó de los hombros y se inclinó a su altura. —Escucha pequeña solo usa el vestido a mamá le gustaba mucho como se te ve ese vestido.—Esta bien. —Dije jugando nerviosa con mis dedos, aún me costaba asimilar que ya mi madre no estaba.Una mujer llegó a la habitación tocó la puerta llamando la atención.—¡Tia Claire! —tenía tiempo sin ver a mi tía favorita, bueno era mi única tía, pero no podía verla tan seguido porque vivía en Florida.—Feliz cumpleaños cariño. —La robusta mujer abrazó a su sobrina.—¿Cuando llegaste tía? —pregunté deshaciendo el abrazo.—Acabo de llegar pequeña, abajo está el tío Jack está preguntando por ti para darte tu obsequio, ve por él. —Dijo la mujer para quedar sola con la mayor de sus sobrinas.Ya solas la mujer tomó asiento en la cama invitando a que Juliette también se sentara.—Linda lamento mucho lo de tu madre, tú...—Yo no estaba lista —dijo Juliette comenzando a derramar algunas lágrimas—, mamá dijo que resistiría, ella... —Las palabras no salían de los labios de la joven pelinegra.—Es que escapó de las manos de tu madre, linda Hanna luchó pero...—No lo digas por favor, no termines esa oración.—Escucha linda mírame, hey mírame —pidió la mujer tomando a la muchacha de las mejillas —, escucha pequeña, Hanna habló conmigo ella sabía que esto podía pasar por eso me pidió que hablara contigo Juliette, me dijo que las llevara conmigo.—¿Hasta Florida? —empero la pelinegra levantándose de la cama—, tía no podemos dejar a papá solo, nuestra vida está aquí, nuestra casa está aquí.—Jul linda escucha —se levantó de la cama siguió los pasos de su sobrina—, escucha mi niña hermosa, se que te duele, se que está es tu casa pero tú y Gabrielle no pueden quedarse solas.—Papá está con nosotras y si, ya lo sé últimamente las cosas son diferentes para él, pero es porque está igual de triste que nosotras —Juliette se negaba a aceptar dejar solo a su padre—, además tía yo llevo tiempo así, puedo cuidar de la casa y de Gabrielle y buscaré un trabajo...—Debes estudiar Jul, sacar una carrera. —Insistió la mujer a su sobrina, sabía que su hermano tenía problemas con algunas sustancias y no quería arrastrar a sus sobrinas a eso, Hanna se lo había pedido.-Flashback-—Hola linda ¿Como estas? —inquirió la mujer sentándose en una silla junto a la cama.—Estoy bien Claire, algunos días si me siento algo mal pero es normal. —Explicaba Hanna esbozando una sonrisa para tranquilizar a su cuñada.—Valentina quiere que vayas con ella, tú y las niñas.Hanna dejó de sonreír sabía que su tiempo en este mundo era corto, pero no quería dejar solos a sus hijas y a su esposo.—Agradezco el ofrecimiento de mi amiga, pero no puedo dejar a Fabien solo, se que mi enfermedad no lo ha tomado bien Claire...—Hanna piensa un poco en Juliette y en Gabrielle que apenas es una niña. —Acotó Claire con un dejo de reproche, no entendía porque su cuñada estaba tan resignada a morir.—Ya mi lucha está por terminar son nueve años, descansé un tiempo pero volvió más fuerte y ya no hay nada para mí y no creas que no pienso en Juliette y en mi pequeña Gabrielle; lo hago a cada momento, cada maldito día.Su voz se quebró, las lágrimas comenzaron a correr de sus mejillas como riachuelos.Claire lloró en silencio al ver a quien por tanto tiempo consideró su hermana menor, muriendo lentamente.—Me gustaría pedirle algo a Valentina se que suena atrevido, pero no tengo a quién acudir.—Yo le daré tu mensaje ya que en este momento está en Grecia.—Mi amiga nunca cambia, su espíritu de gitana nunca se apaga —dejó de hablar comenzó a toser de a poco recuperó la compostura—, quiero pedirle a Valentina que ayude a mis hijas, se que Fabien no está bien, es mucha carga para Juliette es una jovencita y Gabrielle una niña pequeña para lidiar con tanto.—Si está bien yo se lo diré linda pero ya deja de llorar, no te hace bien estar así.Claire tomó las manos de Hanna entre las suyas. —No pienses en eso ahora sabes que las chicas estarán bien y cuando el momento llegue no estarán solas.Abrazó a la castaña dándole su apoyo, Hanna y su hermano Fabien habían pasado por mucho para defender su amor, pero la salud de Hanna se vió gravemente afectada por un agresivo cáncer que se descubrió cuando descubrió que su segunda hija venía en camino; luchó contra el cáncer, pero pocos años después la enfermedad volvió más fuerte.—No has hablado con tus padres yo creo...—No, no ellos dijeron muy claramente que el día que me casé con tu hermano, ellos ya no tenían hija, aunque me hubiera gustado volver a verlos eso no es posible. Nathan Schneider es un hombre que no retrocede...—¿Pero tu madre?—Mi madre obedece a mi padre sin objeción alguna, amo a mi madre pero desde pequeña siempre ha sido así. Solo quiero que que Juliette vuelva a ser la misma chica sonriente de antes, que sus únicos problemas sean los de una adolescente de su edad, quiero que Gabrielle deje de llorar por las noches pidiendo por mi.————Juliette solo piénsalo si —dijo Claire acomodando el vestido de la pelinegra—, por ahora mejor bajemos que se hará tarde.•••Era sábado en la tarde mi hermana y yo habíamos pasado la mañana limpiando el jardín de la casa, mamá tenía poco de haber fallecido; aún me costaba asimilar que ya no la volvería a ver, pero Juliette siempre estaba a mi lado.—Enana hoy en la mañana hice limonada ve y sirve para las dos.—Si.Fui a la cocina tome un par de vasos, en cuanto estaba sirviendo la limonada, escuché la puerta abrirse. Volví a guardar la jarra en el refrigerador y salí de nuevo al jardín.—Jul papá llegó. —Dije entregando el vaso a mi hermana.—¿No te dijo nada? —cuestionó Juliette dando un trago a la fría bebida.Negué con la cabeza, papá se había ido desde hace dos días mi hermana pasaba las noches esperando pero él no regresó.—Niñas —llamó un hombre delgado, de cabello negro un poco largo, piel blanca y grandes ojos azules dónde destacaban las ojeras, su aspecto era desordenado y destilaba un aroma a licor y humo de cigarro.—¿Dónde estuviste? —empero Juliette con molestia.—A ver mocosa le vas bajando a tu tono de voz aquí el padre soy yo.—¡Entonces compórtate como un jodido padre! —gritó Juliette derramando algunas lágrimas.Sentí miedo y ganas de llorar, papá nunca había golpeado a mi hermana, pero Juliette tampoco le había gritado antes a papá.Juliette dejó caer el vaso por la bofetada que su padre le propinó en la mejilla derecha.La pelinegra cubrió su enrojecida mejilla con su mano, miraba a su padre furiosa —golpeame todo lo que quieras, pero eso no quitará que mamá no esté aquí, eres un desastre como padre...—¡Jul! —tenía miedo de que papá volviera a golpear a mi hermana corrí con ella abrazándola con fuerza—, ya no pelees no quiero que te vuelvan a pegar por favor no lo hagas.Tomó a Gabrielle de los hombros, luego se inclinó a su altura regalándole una sonrisa a la pequeña aferrada a su cuerpo. —Enana no te preocupes si ve a tu habitación papá y yo solo hablaremos.—¿Lo prometes?—oui nain maintenant suve je t'atteindrai (si enana ahora sube ya te alcanzo). —Dijo la mayor de las hermanas.Esperó que Gabrielle entrara a la casa para hablar con su padre.—Me iré a Florida.—No tienes permiso...—No te estoy pidiendo permiso soy adulta, más sin embargo necesito tu autorización para llevarme a Gabrielle conmigo. —Habló con frialdad había decidido quedarse y no dejar solo a su padre, pero por encima de todo estaba el bienestar de su hermana pequeña.—¿Y como demonios piensas mantenerte tú, y además a una niña pequeña? —cuestionó Fabien con ironía—, por favor Juliette se sensata.—La amiga de mamá me ofreció trabajo, me dijo que podré continuar mis estudios y se hará responsable de la educación de Gabrielle.—Ah era eso la gran Valentina Lombardi, la viuda millonaria —dijo Fabien con mofa—, está bien Juliette tú ganas te daré lo que quieras para que te lleves a Gabrielle, después de todo yo tenía pensado enviar a tu hermana con la familia de tu madre, pero pensandolo bien dudo que los Schneider la acepten.—Definitivamente no te reconozco padre, no te preocupes Gabrielle ya no será una molestia para ti. —la pelinegra entró a la casa dando zancadas molesta con la actitud egoísta de su padre.Ya solo en el jardín se sentó en el césped, no era que no quisiera a su pequeña hija pero simplemente no quería herirla verla no era sencillo sin sentir molesta y sabía que era absurdo sentirse así; Gabrielle era solo una niña pero por más que lo intentaba no podía con el embarazo de la pequeña la salud de su esposa se deterioró mucho aún así Hanna insistió en tener a la niña.•••marzo 31 de 2010—Ya te dije Gabrielle ¿En qué idioma te hablo niña? —dijo Juliette hastiada de repetir lo mismo—, te irás conmigo a Florida papá no puede cuidarte. —La pelinegra mayor hacía maletas molesta, aún vestía de negro por el luto de la muerte de su madre.—Pero y la escuela y mis amigos, así no podré llevarle flores a mamá.Suplicaba, con las mejillas empapadas de lágrimas.—Gabrielle no podemos quedarnos tía Claire me consiguió un buen trabajo, en casa de buenas personas, la señora de la casa me aceptó contigo, irás a una buena escuela, harás buenos amigos papá le llevará flores a mamá. —Juliette abrazó a la niña esto no era fácil, pero era lo mejor para ambas él padre de ambas estaba ahogado en la bebida por la muerte de Hanna su esposa y madre de ambas chicas, a parte no quería cuidar de Gabrielle pero ella no tenía corazón para decirle eso a una niña.Ambas tomaron un taxi a la estación de autobús, tía Claire las esperaba a ambas chicas para despedirse y entregar los boletos.—Juliette ya sabes se una buena chica y cuida de nuestra petit colibri, aquí están los boletos, ya te explique cómo debes pórtarte, también como le gustan las cosas a doña Valentina. —La mujer solo repetía y Juliette solo rodaba los ojos cansada, de oír lo mismo.—Tia Claire ¿Puedo pedirte algo? —le entregué a a mi tía, mi alcancía de cerdito.—Si Gabrielle. —La mujer estaba confundida, no sabía por qué la pequeña le daba su alcancía.—Es para que le lleves flores a mamá, Juliette dice que papá le llevará flores, pero no le creo a ella le gustan los girasoles y las rosas amarillas. —Claire con las palabras de la pequeña pelinegra, sentía un nudo en la garganta.La mujer volvió a darle la alcancía a la pequeña y la abrazó muy fuerte. —No seas tonta petit colibri yo le llevaré flores a tu madre, de parte de las dos si, sigue ahorrando pequeña. —Dijo la mujer mayor acariciando la coronilla de la niña.Ambas pelinegras subieron al autobús, era casi media noche y el frío se ponía más fuerte,—Jul tengo frío. —Me quejé por la baja de temperatura.Juliette sacó de su mochila una pequeña cobija color, lavanda y abrigó a su hermana.—Hermana ¿Puedo hacerte una pregunta? —no sabía cómo Jul iba a tomar mi pregunta, pero aún así quería saber.—Si enana claro que puedes.—¿Por qué papá no me quiere?A Juliette la tomó por sorpresa la pregunta, su padre había cambiado mucho con la reciente muerte de la madre de ambas, pero la sequedad con la pequeña, venía de hace tiempo atrás.—Papá te quiere enana pero por ahora no esta bien, está muy triste mejor duerme si. —Dijo la mayor cerrando los ojos.—Ya te dije que no irás a esa fiesta señorita —decía Juliette molesta señalando a su hermana menor—, no insistas Gabrielle. —¡Pero hermana no es justo! —me quejé empuñando mis manos reteniendo mis ganas de llorar, quería demostrar que era responsable y ya no era una niña—, Charlotte y mis amigas irán... —A Charlotte no le encontraron una identificación falsa y, a Charlotte tampoco le llamaron de la oficina del director quejándose que vives pegada al teléfono Gabrielle. De eso ya había pasado un tiempo y mi hermana siempre lo supo, mire a Sisi buscando una explicación lógica a lo que Juliette reprochaba. —Jul, Gabi no es una mala chica, déjala ir además nuestra chica ya aprendió la lección —comentaba Sisi abogando por la menor de las Dupont—. ¿Verdad Gabrielle? —dijo Sisi arrastrando las palabras con una sonrisa forzada. —Si claro, si Jul, Sisi tiene razón aprendí mi lección ¡POR FAVOR! —dije juntando las manos—, si me dejas ir prometo no volver a hacer nada malo y si quieres no v
Corría tras el pequeño pelinegro de grandes ojos azules, debía poner al niño el traje para asistir a la boda de su cuñada, Gabrielle le había dejado encargado del niño, ella estaría ocupada con Juliette, pero aún faltaba el corbatín y la chaqueta. —Ares —llamaba Helios buscando al más pequeño de sus hijos—. ¿Dónde estás enano? Si llegamos tarde tu madre me matará y no quieres eso. —Papá. Helios se dió la vuelta de inmediato reconoció esa dulce voz —Selene hija pensé que llegarías a las diez de la mañana, tu madre me pidió pasar por ti. —Papá son las doce y media —musitó la muchacha recostandose al marco de la puerta—. ¿Se te perdió Ares? —¡¿Qué?! —respondió con dramatismo—, no perdí a Ares es solo que jugamos a las escondidas. Si es eso y que el enano es muy bueno y escurridizo. —¿Ah sí? —cuestionaba la adolescente arqueando una ceja no convencida de las palabras de su padre, ella al llegar vió a su hermano memor de en la cocina atascandose en un bote de mantequilla de maní con g
—Ya Tabita fué sentenciada. —Eso escuché. —Dijo una voz femenina tomando un poco de café. —Bueno es lo que ella eligió y contra eso no se puede hacer nada Charlotte, Tabita tubo opciones y muchas oportunidades y mis padres en vida nunca le negaron nada cuando aún vivían. —Dijo el pelinegro con frustración y melancolía en su voz. —Zack reprocharte no hará que cambien las cosas, ella rechazo las ayudas. Medito en las palabras de la rubia frente a él llegando a la misma conclusión que ella, Charlotte acababa de llegar luego de año y medio volvió a verla estaba igual de preciosa que la última vez que la vió. —Aún no creo que estés aquí. —Dijo él con un dejo de incredulidad en su voz, estaba emocionado por verla después de tanto tiempo, lucía más hermosa que nunca. Ahora sus ojos verdes ya no se escondían detrás de sus gruesos anteojos de pasta negra, su corta cabellera había quedado en el pasado, ahora su melena dorada estaba larga y su extraña vestimenta hipster había quedado en el p
Llegué temprano a casa, quería sorprender a los chicos con un rico postre al regreso de la escuela, todo esté tiempo Helios y yo por el asunto de Ángela y Emily no le hemos dado la suficiente atención a nuestros niños. Al entrar al departamento me sorprendió no encontrar a Sora, el lugar estaba en absoluto silencio, pero un aroma venia de la cocina. —Huele delicioso, algo quemado pero aún así delicioso. Al entrar a la cocina me encuentro a Helios con mi delantal puesto sacando una bandeja del horno. —Hola —dijo el rubio al darse la vuelta, no esperaba verla por lo menos no tan pronto quería sorprenderla, su idea era llamarla en cuanto todo estuviese listo—. No te oí llegar Gabrielle. —Ya pude darme cuenta, yo tampoco esperaba verte aquí tan temprano. No tenía citas en la tarde y quería venir temprano a casa. —Miré el desastre en mi cocina, quería matarlo pero una parte de mi gritaba, «cálmate y deja que todo fluya» me dije controlando mis ganas de ahorcarlo con el palo de cocina q
Apenas su madre le llamó fue al hospital, se sintió tonto como no se dió cuenta antes que estaba pasando. Vió a su madre y hermano en la sala de espera.—¿Cómo está? —preguntó apenas estuvo frente a ellos. —En este momento están haciéndole un lavado estomacal. —Dijo Helios recostado a la pared con semblante cansado. —Pero...—Fue envenenada con veneno para ratas, el médico dijo que de no haber vomitado las cosas serían más complicadas. —Dijo el rubio metiendo las manos en sus bolsillos. Las palabras de su madre y su hermano le dejaron petrificado, no creía en lo que decían, algo así era inconcebible de creer pero sin embargo cera una realidad. —Artemis —llamó Helios sacando a su hermano mayor de su telaraña de pensamientos—, ¿Qué es lo que pasa? —cuestionó el rubio serio. —¿Pasan? —cuestionó el pelinegro arqueando una ceja. —Si pasan —repitió Helios—, mi madre ya me contó que algo pasa, que acaso no piensas decirme. —habló el menor de los hermanos cruzando sus brazos en jarra
Tomé una bocanada de aire termine aceptando la petición de mi abuela y fui a su casa a cenar con Helios y mis hijos, fui recibida por una mujer delgada y alta, de una alta coleta y vestimenta negra. —Buenas noches —saludé a la mujer que nos recibió—. ¿Está Alexa? —pregunté intimidada con el aspecto de esa mujer. —Si señora, su abuela la espera. —respondió la mujer recalcando el parentesco familiar de la pelinegra y su señora—, adelante pasen. —Dijo la sobria ama de llaves. Helios tomó de la mano a Gabrielle la situación le ponía algo nerviosa, eso por no decir incómoda. —¡Mira mami un piano! —señaló Serena un piano de cola en color café.La pequeña pelirroja corrió al instrumento animada, sentandose en el banco de este, el pequeño y su hermana mayor Selene fueron con la niña en el piano. —Niños bajen de ese lugar. —Ordené a los tres traviesos bajar de ahí no fueran a dañarlo. —Dejalos jugar querida —habló Alexandra bajando los últimos escalones—. Buenas noches, me alegra que
Último capítulo