Cuando el destino cruza los caminos de una humana y el Lord de los Lycan, todo puede pasar. Menos lo que ellos esperan: que la pasión los consuma y los sentimientos los transformen. Beltaine Ross, una agente de fuerzas especiales, ha perdido el sentido de la vida tras la muerte de su esposo. Su única misión es investigar a un culto siniestro, pero pronto se verá envuelta en un mundo de magia y peligro que nunca imaginó. Kyrios, el Alfa más fuerte que lidera a los hombres lobos, solo vive para vengarse del Lord Death, el tirano que hizo que miembros de su manada lo traicionaran por la espalda. Para ello, rescata a una humana y la convierte en su falsa compañera, sin saber que ella le abrirá las puertas a un mundo de bondad y esperanza. ¿Podrán Beltaine y Kyrios superar sus diferencias y sus heridas? ¿O sucumbirán a la maldición que amenaza con separarlos para siempre?
Leer másNo soporta a esa gente y sus marcas misteriosas. ¿Qué significan? ¿Son parte de algún culto infernal? ¿Acaso ignoran que los demonios son solo un mito? La ciencia ya demostró que no existen, hace mucho tiempo.
Qué absurdo.
Solo le generan más trabajo y lo detesta. Beltaine sabe que la asignaron a esta investigación por su pequeño desafío a su superior, cuando éste abusaba de su poder y era machista. Como mujer, tuvo que luchar más duro que nadie, donde otros derramaban lágrimas, ella derramaba sangre y que aún así, su superior fuera un desgraciado, fue el colmo.
Ahora, como parte de las fuerzas especiales, se dedicaba a cazar idiotas que se marcaban el cuello con un símbolo y hacían ritos satánicos, en vez de estar en misiones de espionaje o en la acción real que era su pasión.
Impulsa sus piernas a correr más rápido cuando ve al miembro del culto satánico alejarse cada vez más. ¿Qué demonios? ¿Tiene baterías? Hace rato que Beltaine lo está siguiendo y no parece cansarse, sino todo lo contrario, parece aumentar la velocidad con cada calle que atraviesa.
—¡Detente o dispararé!
Su amenaza fue despreciada cuando el hombre se rió con desdén.
—¡Ustedes los que tienen el poder no ven lo que pasa frente a sus narices!
Eso la hizo casi caerse de sus propios pies. ¿Qué? ¿Qué quiere decir con eso?
—¡No estoy bromeando, voy a…!
La voz de Beltaine se cortó cuando el sujeto giró en una esquina y entró en una fábrica oscura y abandonada.
La pelirroja respiró hondo y alzó la vista al cielo nocturno, salpicado de estrellas.
—No me pongas esa cara, ¿vale?—frunció el ceño, molesta y agotada—. Voy a volver a casa y te haré una cena deliciosa.
El viento sopló, llevando consigo un aroma a limón. El perfume de su esposo. Él la apoyaba.
Sin más dilación, entró en la fábrica oscura. Sus brazos estaban listos mientras sujetaba su arma con destreza.
—Si te rindes voy a pelear por ti para que te den menos tiempo de cárcel…
Silencio.
—Puedo incluso asegurarte prisión domiciliaria…—avanzó entre las cajas apiladas y las estanterías de metal rotas. ¿Dónde se esconde el maldito?—. Puedes ver a tu familia sin problemas…
El pequeño sonido de desprecio que hizo el hombre la hizo voltearse hacia una esquina. Si fuera una persona común, no habría escuchado ese suspiro leve. Pero ella tiene años y años de experiencia, años de entrenamiento duro, puede percibir sonidos y olores sutiles mejor que nadie.
Está harta de este caso de satanismo. Esta será su última vez…
La respiración del hombre oculto se volvió un poco más audible, así que Beltaine se movió con más sigilo. Lo va a capturar e ir a casa con su esposo. Él ya la estará esperando.
—¡Te pillé!—Beltaine saltó y agarró al hombre escondido detrás de un contenedor pestilente de restos de gasoil, lo sujetó del cuello con una mano, mientras tenía en la otra mano su arma—. Nos vamos ya. Estoy agotada.
El hombre se resistió y gruñó como un animal, pero no hizo ningún movimiento peligroso. Beltaine no estaba bromeando cuando dijo que estaba agotada y su mirada probablemente lo demostraba. No dudaría en dispararle en el maldito muslo si se ponía pesado o en la cabeza, dependiendo de qué tantos nervios le saque.
La pelirroja frunció el ceño al ver el extraño símbolo en el cuello del hombre.
—¿Qué es esa marca en el cuello? ¿Cómo se la hacen? Ningún tatuador sabe hacer esos trazos…
El hombre soltó una carcajada histérica que le erizó la piel a Beltaine.
—Tú eres una bonita pelirroja. Ellos te desearían. Si tan solo te detuvieras a mirar a tu alrededor…
No alcanzó a oír lo que el hombre decía porque un fuerte golpe en la nuca la hizo caer y perder el sentido.
Ese maldito tenía un cómplice…
(...)
Ella abrió los ojos con dificultad, aturdida por el olor a quemado que invadía sus sentidos. El humo le irritaba los ojos y la garganta, haciéndola toser con fuerza.
Estaba en la misma fábrica abandonada donde había seguido al misterioso hombre con el tatuaje en el cuello. Alguien le había golpeado por detrás y la había dejado inconsciente.
Se llevó la mano a la nuca y sintió la sangre pegajosa. Maldijo entre dientes, esos bastardos no se habían conformado con noquearla, sino que habían prendido fuego al lugar. Hijos de su madre.
Ahora estaba encerrada en un infierno de fuego y humo, sin saber si alguien vendría a rescatarla. Buscó su radio, pero se dio cuenta de que se la habían quitado. Cuando volvió la cabeza se dio cuenta con una mueca de sorpresa, que esos hijos de puta tenían toda la fábrica llena de pintura negra y blanca, pintados con esos símbolos de satanismo. ¿Usaban ese lugar como un punto de encuentro? ¿Qué hacían ahí?
Comenzando con la tos, se dio cuenta de que esos dibujos son los mismos que las personas locas tenían en el cuerpo. ¿Era todo parte de su ritual? El aire de repente se volvió más denso.
—No, no es momento de preocuparme por esto, necesito aire. Salir de aquí. Tendré que buscar como llamar refuerzos al salir…l
Buscó una salida con los ojos, pero todas las puertas y ventanas estaban bloqueadas por escombros o llamas. Se desesperó y gritó por ayuda, esperando una respuesta. Pero solo escuchó el crujir de la madera y el chisporrotear del plástico.
El mareo la invadía, el humo y el calor la adormecían, la tentaban a cerrar los ojos y olvidar el dolor…
¡No! ¡Tenía que resistir! ¡Su mejor amigo la estaría esperando! ¡Bastián se sentiría culpable si ella moría!
—¡Tengo que atrapar a los malos!
Con ese pensamiento, se arrastró fuera del charco rojo que la rodeaba, buscando una salida. Gritó cuando una viga ardiente le cayó sobre la pierna. Sintió un alivio repentino en todo su cuerpo.
Oh sí, la dulce y cruel inconsciencia que la acogía como una vieja amiga.
La noche había caído sobre el mundo con un manto de calma inquietante. Las estrellas brillaban en el cielo, desafiando la oscuridad con su luz tenue y distante, mientras las sombras del pasado se desvanecían lentamente para dar paso a un nuevo amanecer. El campo de batalla, marcado por la furia de los eventos recientes, ahora estaba en silencio, y las cicatrices de la destrucción eran un testimonio de la batalla épica que había tenido lugar.Lord Kyrios, ahora reunido con la mitad de su alma que había estado separada, se levantaba lentamente del suelo, su figura imponente envuelta en una energía renovada. Sus ojos, que habían sido testigos de tanto dolor y traición, brillaban con una determinación firme y una nueva esperanza. La transformación era palpable; el poder y la autoridad que emanaban de él eran aún más intensos, una manifestación de la unión que había ocurrido gracias al sacrificio de Lylo.Beltaine, Melissa y Seraphina estaban cerca, sus rostros marcados por la fatiga y la
Con un grito ahogado, Lylo se lanzó hacia adelante, posicionándose detrás de Lord Death. Con el corazón latiéndole con fuerza, Lylo clavó el brazalete en el costado de Lord Death. La traición se reflejó en los ojos de Lord Death, sus ojos se abrieron de par en par mientras una expresión de sorpresa y horror se dibujaba en su rostro.—¡No puede ser! —exclamó Lord Death, su voz un grito de incredulidad mientras el brazalete absorbía su energía oscura.Sin dar tiempo a que reaccionara, Lylo desató el poder del brazalete con un movimiento final. La energía del brazalete se desató con una explosión de luz y fuerza, atravesando el cuerpo de Lord Death. El Lord oscuro se tambaleó, su cuerpo convulsionando mientras el poder del brazalete lo hería mortalmente. La energía oscura que lo envolvía comenzó a disiparse lentamente, su figura tambaleándose hasta caer al suelo con un golpe sordo.Pero Lylo no había terminado. Con lágrimas cayendo por sus mejillas, se giró hacia Kyrios, quien estaba par
La imagen del Lord Death era aterradoramente similar a la de Lord Kyrios. La misma altura, la misma complexión, y una cara que era un reflejo perfecto del líder lycan. Solo había una diferencia: mientras el cabello de Kyrios era largo y negro, el del Lord Death era amarillo, casi blanco, aún más pálido que el cabello de Lylo.—¡Qué diablos...! —murmuró Melissa, incapaz de apartar la mirada de la figura.El Lord Death sonrió, una expresión fría y calculadora que no alcanzaba sus ojos. Su voz resonó en el aire, helando la sangre de todos los presentes.—Así que aquí están, los valientes guerreros de Kyrios —dijo con un tono burlón—. Y veo que el propio Kyrios está aquí también. Qué conveniente.Kyrios dio un paso al frente, sus ojos destellando con furia.—¡Tú! —rugió, sus puños apretados—. ¿Qué estás haciendo aquí, Lord Death? ¿No has causado ya suficiente destrucción?El Lord Death soltó una risa fría, sacudiendo la cabeza.—Oh, Kyrios, siempre tan impulsivo. Esto es solo el comienzo.
En una habitación oscura y lúgubre, iluminada solo por velas parpadeantes, Lylo se preparaba para llevar a cabo el ritual de traspaso de lazos de mates. El ambiente estaba cargado con un aire pesado y denso, lleno del olor a cera derretida y hierbas quemadas. En un rincón de la habitación, unos cuantos humanos yacían desmayados, sus cuerpos inertes eran un recordatorio inquietante de lo que estaba por suceder. Lylo se movía con precisión y frialdad, preparando cada detalle del ritual mientras Bastian permanecía amordazado y encadenado a la cama.Bastian despertó con un sobresalto, sus ojos se abrieron de par en par al ver el espectáculo macabro a su alrededor. Trató de moverse, pero las cadenas lo mantenían firmemente sujeto. Su corazón latía con fuerza, el pánico se apoderaba de él al ver a los humanos inconscientes en el suelo y a la misteriosa mujer rubia que se movía con determinación. Quiso gritar, pero la mordaza ahogaba sus palabras, dejándolo impotente y aterrorizado.Lylo, co
Horas después, en la casa de Melissa, la atmósfera era tensa pero llena de esperanza. Beltaine estaba recostada en una cama, su respiración más estable y su rostro menos pálido gracias a los cuidados de Melissa. Kyrios no se separaba de su lado, sosteniendo su mano con una mezcla de alivio y preocupación.—Beltaine, necesito que me prometas algo —dijo ella, su voz suave pero firme mientras miraba a Kyrios a los ojos—. Júrame que nunca más me abandonarás. No podría soportar perderte otra vez.Kyrios apretó su mano con fuerza, su mirada llena de remordimiento y amor.—Nunca te abandoné, Beltaine —confesó, su voz rota—. Me alejé para protegerte, para que Lord Death no pudiera encontrarte. Pensé que era lo mejor para ti, pero al final todo fue en vano. Aún así, te encontraron y te hirieron. No puedo perdonarme por eso.Beltaine lo miró con una mezcla de comprensión y tristeza.—Lo hiciste por amor, Kyrios. Entiendo tus motivos, pero nunca más quiero estar separada de ti. Juntos somos más
Lylo, en las sombras del departamento, observaba cómo el hechizo de Melissa restauraba el alma de Bastian. Cada segundo que pasaba aumentaba su ansiedad. Finalmente, tomó una decisión firme y se acercó al borde de la cama de Bastian, preparándose para actuar.—Esta es la única forma de asegurar mi futuro —murmuró para sí misma, sus labios fruncidos en una expresión de determinación—. No puedo quedarme atrapada aquí.Con movimientos sigilosos, Lylo sacó un pequeño frasco de su bolso, conteniendo un potente sedante. Se inclinó sobre Bastian, su mano temblando ligeramente mientras preparaba la dosis.—Lo siento, Bastian —susurró con un tono lleno de tristeza mientras administraba el sedante—. Pero es necesario. Debo asegurarme de que no te despiertes antes de tiempo.Observó cómo el sedante hacía efecto, con Bastian aún inmóvil y la respiración más tranquila. Con cuidado, lo envolvió en una manta, preparándose para el traslado. La presión de la situación la mantenía alerta y centrada.Mi
Último capítulo