Cuando la mimada hija del Presidente sufre reiterados intentos de secuestro y las opciones para mantenerla a salvo son cada vez más escasas, éste entiende que no le quedará más que "venderle su alma al diablo" para conseguir su objetivo. Solo que no es ese demonio conocido de piel roja con cola de punta y cuernos, sino una chica MUY problemática y peligrosa conocida como "La Bruja Negra" la cual tiene algo a su favor para poder conseguir que todo termine, que nadie más posee. ¿Qué estás dispuesto a hacer por mantener a quien amas a salvo?
Leer másEl hombre trajeado corre hacia la oficina todo lo rápido que puede, siendo seguido por un séquito de otros cuatro hombres también de traje, solo que con auriculares disimulados y con las cartucheras con sus armas quedando expuestas por las americanas de los trajes abiertos y despreocupados por haber un tema más importante entre manos.
El primer hombre no podía creer que había ocurrido una vez más, ¿cómo era posible? Se suponía que estaba con protección, ¿cómo es que había podido ocurrir? ¿Es que tenía a un grupo de completos inútiles bajo su mando? M*****a fuera su suerte... No importaba, ya luego lidiaría con ese problema, ahora necesitaba llegar y pronto, era su prioridad. Y con eso en mente, acelera el paso todo lo que puede y por fin alcanza su destino, abriendo la puerta de golpe, sin importarle el ser delicado en ese momento, encontrando una imagen que le partía el corazón: sobre el sillón, cubierta con una manta y abrazada con fuerza contra el cuerpo de su mujer, estaba su preciada hija, su tesoro más valioso, con el rostro enrojecido, al igual que sus ojos, hinchado por una mejilla donde, evidentemente, había recibido un golpe recientemente, con manchas de maquillaje negro corrido por lágrimas por su piel y su cabello, normalmente perfectamente arreglado, enredado y echo un completo desastre. Casi ni parecía su niña, era como una versión alternativa de ella.
Su apreciación de su hija ocurre en menos de un segundo, y enseguida ya están junto a ella, siendo apretado contra el rostro de ella y sintiendo su llanto contra la camisa ahora mojada. Su mirada pasa a los que se suponía que debían cuidarla, observándolos con el enojo a todas luces en sus rasgos.
-¿Qué fue lo que sucedió?
-Cuatro camionetas, con seis tipos encapuchados cada una, aparecieron de la nada cuando la señorita salía de su entrenamiento. Éramos cuatro porque Robert había ido por el auto, nos atacaron y aunque pudimos eliminar a algunos, uno logró llegar hasta ella. La golpeó cuando la señorita intentó soltarse, pero logramos matarlos a casi todos. El último, que habíamos dejado para interrogarlo, solo dijo "no importa lo que hagan, él se la llevará y ustedes caerán", y como los nazis en la segunda guerra mundial, se tragó una píldora con cianuro para suicidarse.
-Demetrius Ledebh.
-Sí señor, estamos casi seguros de que sí. Nadie más intentaría algo así más que él.
-¿Papá...?
-Shhhh... Tranquila, no va a pasarte nada, te lo prometo.
Abrazando a su hija, el hombre observa a su secretario y asiente hacia él a modo de señal. Él le devuelve el gesto y se retira rápidamente a cumplir con su orden silenciosa, mientras el grupo en la sala se retira hacia su casa, donde el padre se acuesta con su hija hasta que ésta, con el cansancio luego del susto y un té relajante, finalmente se queda dormida.
Cuando está seguro de que no notará su ausencia, el hombre se levanta y se dirige a su despacho, donde su secretario lo espera desde hace casi veinte minutos. En cuanto el primero entra y se acomoda en la silla tras su escritorio, el segundo aprieta la carpeta que lleva entre sus dedos con fuerza, nervioso por lo que va a ocurrir a partir de esto. No era la mejor idea, mas ya no tenían otra, la cosa estaba muy difícil, y ya decía el dicho que, para combatir a un demonio, se necesitaba otro. Esperaba que fuera cierto...
-¿Lo tienes?
-Así es, Sr. Presidente.
-Dámelo.
La carpeta cambia de manos y, en cuanto la abre, una foto de primer plano aparece, de una joven prácticamente igual a su hija en rostro, solo que con la cabellera del color de la sangre fresca y corta a lo pixie, varias perforaciones en su oreja derecha y otra en su labio, la cual sostenía el cartel con el número de identificación en una mano y con la otra enseñaba el dedo medio con gesto aburrido.
Fuera de las diferencias puramente estéticas, casi asustaba lo mucho que se parecía a su preciada niña, al punto de que podrían ser fácilmente gemelas, si no hubiera estado él en el parte y hubiera visto de primera mano que su mujer solo había dado a luz a una bebé y no dos.
-¿Está seguro de esto, Sr. Presidente?
-No, ¿pero qué otra queda? No puedo permitir que ese maldito se lleve a mi hija, y ella es nuestra única oportunidad.
-En ese caso, ¿cuándo quiere ir a verla?
-Hoy mismo; no voy a retrasar más esto y darle una nueva oportunidad de planear algo más contra Mailena, así que prepara el helicóptero y llama al alcaide, nos reuniremos con ella ésta misma noche.
-Como ordene.
El sonido de chicharra de la puerta siendo abierta suena, seguido por el de corredera de la misma, haciendo que la joven sobre la cama, la cual parece estar practicando origami tranquilamente, alce mínimamente su mirada del papel por un instante, antes de volver a los dobleces y suspirar con aburrimiento.
-¿Ahora qué es lo que quieres? Creí que había quedado claro que no quería ser molestada.
-Pues lo lamento, sin embargo, tienes visitas, y no del tipo que puedes rechazar.
Esa respuesta llama su atención y alza nuevamente la cabeza, observando al guardia frente a ella con una ceja alzada.
-¿Y quién querría ver a alguien como yo?
-Levántate y lo sabrás...
Seis meses después:Clavo el cuchillo en el pecho del infeliz y, cuando veo que ha muerto definitivamente, me limpio los restos de sangre del rostro y retiro la hoja del cuerpo, limpiando el escarlata en su ropa antes de guardarlo de nuevo en su funda. Uno menos, casi termino. Saco mi teléfono, voy a la lista que tengo y tacho el nombre de los cuatro que acabo de eliminar, viendo que solo quedan unos veinte a los que tengo que hacer desaparecer. He avanzado mucho en poco tiempo y, si sigo así, para el mes que viene, habré terminado mi cacería definitivamente. Salgo de la lista, veo la hora y maldigo internamente al ver que se me fue el tiempo, si no me apuro, llegaré tarde y odio ser impuntual, por lo que simplemente tomo mis cosas y salgo del club por la ventana tal y como entré, o sea, sin que nadie lo note, metiéndome a mi auto y arrancando a toda velocidad. En cuanto llego a mi "casa" de aquí, estaciono en el garaje con una derrapada y bajo corriendo hacia el interior del lugar
-¡DENSE PRISA, LA HEMORRAGIA NO SE DETINE! ¡LA ESTAMOS PERDIENDO!-¡SANGRE 0 NEGATIVO, AHORA!-¡LA BALA DAÑÓ LA AORTA TAMBIÉN, ESTÁ CAUSANDO TAPONAMIENTO CARDÍACO, LA SANGRE SE ESTÁ ACUMULANDO RÁPIDO!-¡SUCCIÓN!-¡HAY FIBRILACIÓN VENTRICULAR!-¡LA PEREMOS! -¡NO TE RINDAS HELA!-¡RESUCITAOR! -¡NO REACCIONA!-¡OTRA VEZ!-¡NADA!-¡DE NUEVO!Bip-bip, bip-bip, eso es lo único que escucho, nada más. Todo está negro y siento el cuerpo pesado, como si tuviera cadenas muy gruesas en cada extremidad, incluso en el cuello y la cintura, empujándome hacia abajo. Noto la boca pastosa y la garganta adolorida, por lo que, obviamente, no estoy muerta, pero si juntamos todo lo que nombré antes, solo hay un sitio (que apesta a desinfectante) en el que me puedo encontrar ahora mismo, y ese es el hospital. Mis párpados son como lápidas de concreto, me cuesta la vida el alzarlos para tener un atisbo siquiera de mi entorno, y en cuanto noto la vía en mi brazo y la pila de cables conectados a mi persona,
Mi bala le hace saltar el arma de la mano, incluso noto que perdió un dedo, y antes de que reaccione de nuevo o intente sacar alguna otra, le doy dos tiros más: uno en el hombro y otro en la rodilla, ninguno letal. Con eso hecho, prácticamente salto hacia él y pateo su cabeza, haciendo que quede desmayado. Cuando ya no se mueve, respiro profundo y me quito el cabello de la cara, revisando que todo esté quiero y en su lugar. Al mismo tiempo, Mailena se acerca luego de levantarse con un poco de dificultad debido a la cinta que aún sostiene sus brazos. Su mirada molesta se intercala entre Demetrius y yo. -¿Por qué lo dejaste vivo? ¡Él ya debería estar muerto! -Aún lo necesito con vida. -¿Por qué? ¿Estás loca o qué? -Porque esto todavía no termina, y quiero todos y cada uno de los datos y ubicaciones de sus seguidores que pueda conseguir para exterminarlos definitivamente. Cuando salgamos de éste sitio, él va a convertirse en algo así como un juguete masticable para perro, solo
-¿Me juras que si acepto, saldré viva de éste cuarto?-Por supuesto, y hasta saldrás conmigo caminando en tus propios pies. Incluso podríamos empezar a planear qué le diremos al Presidente y a todos los que actualmente las buscan. Hago que me lo pienso y noto cómo, a mi lado, mi doble se desespera en silencio, realmente creyendo que aceptaré. Tengo deseos de golpearla por idiota, pero me contengo y, en su lugar, asiento con la cabeza en silencio, como si realmente aceptara su propuesta, a lo que él sonríe son evidente satisfacción, creyendo que ha conseguido comprarme y que ahora tiene un pase más directo al Presidente, que es lo que tanto deseaba. Un grave error. -Excelente, ahora, permíteme ayudarte a ponerte de pie, te quitaré la cinta de las manos luego.Poniéndose nuevamente de pie, se inclina hacia mí y me toma de los brazos, tirando un poco para facilitarme la tarea, mas justo cuando voy a hacer mi movimiento, la mierda golpea el ventilador y la voz estridente de Mailena suen
Rápidamente me siento en el suelo y paso mis manos bajo mi cuerpo, doblando las piernas para poder pasar el ligue que sostiene mis muñecas hacia el frente de mi cuerpo. En cuanto lo consigo, alzo los brazos y tiro hacia abajo y los costados, consiguiendo romper la cinta para quedar libre. Me quito los trozos que quedan y los arrojo a un costado, sacando una de mis Glocks para luego revisar el cargador y reacomodarlo en su sitio, haciendo que la primera bala ingrese a la cámara. Mis ojos se dirigen a ella y dudo por un momento si despertarla o dejarla inconsciente tal y como está. Una parte de mí, una GRAN parte de mí, la prefiere así, inconsciente y silenciosa, imposibilitada de meter la pata o de arruinar la situación, no obstante, lo mejor va a ser que, aunque me duela, la regrese al mundo de los vivos. Si está despierta, podría distraer al maldito y darme una buena oportunidad de atacarlo si encuentro el momento adecuado. También podría arruinarlo todo... Niego con la cabeza y m
Gracias a Dios o a quien sea que esté del otro lado, si es que hay algún otro lado, por suerte, mi pronóstico inicial se cumple y, en lugar de que nos lleven a un contenedor para embarcarnos, nos llevan hacia una de las bodegas, más precisamente, a una habitación en el fondo que creo, antes era una oficina o un almacén de expedientes, porque no es muy grande. Ahora, vacía de casi todos sus muebles, solo hay un colchón que ha visto días mejores, y una botella de agua a un costado, la cual imagino que sería una mínima consideración hacia Mailena de parte de estos idiotas. Tal vez, cortesía del Ken humano, aunque lo dudo, mas es el único que podría llegar a pensar en algo así. En fin, en cuanto estamos dentro, el idiota que lleva a la niña de papi en brazos la deja sobre el colchón, y el otro, me pone contra la pared, apuntándome con un cuchillo sobre mi cuello, lo que me obliga una vez más a actuar como una cobarde y llorar y temblar como si, la sola sensación del roce del frío y afil
Último capítulo