Harmony Phillips es una mujer trabajadora y decidida, asistente personal del CEO más imponente y perfeccionista de la industria de telecomunicaciones, Chasse Michels. En un giro inesperado, una reunión clave obliga a Chasse a improvisar y presentar a Harmony como su prometida frente a importantes socios. Lo que comienza como una mentira estratégica se transforma en una propuesta de matrimonio por contrato, con reglas claras: nada de emociones, nada de complicaciones. Pero a medida que comparten momentos inesperados y descubren facetas desconocidas el uno del otro, las líneas comienzan a desdibujarse. Cuando un amor del pasado de Harmony reaparece, sacudiendo los cimientos de su relación, ella toma una decisión que lo cambia todo: escapar embarazada. Dos años después, Chasse la encuentra, decidió a recuperar no solo a la mujer que nunca dejó de amar, sino también a la familia que siempre soñó tener. Pero con tantas heridas abiertas, ¿podrá Harmony arriesgarse de nuevo y creer en un amor que nació de una mentira?
Leer másSiempre pensé que mi trabajo como asistente personal de Chasse Michels sería todo menos aburrido. Coordinaba reuniones, manejaba agendas imposibles y evitaba crisis que parecían sacadas de películas. Pero nada me preparó para lo que ocurrió aquel día.
Todo comenzó en una soleada mañana de lunes. Había llegado temprano, como siempre, con una lista interminable de pendientes. Estaba revisando correos en mi escritorio cuando la puerta de la oficina de Chasse se abrió de golpe.
—Harmony, entra ahora mismo —ordenó con su voz grave y autoritaria, que parecía capaz de silenciar a cualquiera en un radio de diez metros.
Levanté la vista, tratando de no rodar los ojos. Chasse Michels era la clase de jefe que hacía que las palabras perfección obsesiva sonaran como un cumplido. Me levanté de mi silla y caminé hacia su oficina, ajustándome el blazer.
—¿Qué sucede? —pregunté mientras cerraba la puerta tras de mí.
Chasse estaba de pie junto a su escritorio, revisando unos documentos con la mandíbula tensa. Su traje impecable y su reloj de lujo brillaban con la luz que entraba por los ventanales. Me miró como si yo tuviera la respuesta a todos los problemas del mundo.
—El socio principal de GlobalCom, el señor Hainsworth, ha solicitado una reunión hoy por la tarde. Quiere que presente a mi prometida —dijo con un tono seco.
—¿Tu prometida? —repetí, desconcertada.
—Exacto. —Se masajeó las sienes, un gesto que hacía solo cuando estaba realmente frustrado—. Hace meses, en un intento por fortalecer la relación con Hainsworth, le dije que estaba comprometido. Fue una mentira estratégica, pero ahora quiere conocerla.
No pude evitar alzar una ceja. ¿Comprometido? Chasse Michels era conocido por muchas cosas: su inteligencia, su éxito, su carácter difícil... pero definitivamente no por ser un hombre sentimental.
—Y ¿qué piensas hacer? —pregunté, cruzándome de brazos.
—Eso es lo que estoy tratando de resolver, Harmony. Si no puedo presentar a mi prometida, este contrato multimillonario podría estar en riesgo. —Lo miré en silencio, tratando de procesar la situación. Sabía que mi trabajo implicaba lidiar con sus problemas, pero esto era un nivel completamente nuevo.
—Podrías decirle la verdad —sugerí, aunque sabía que no lo haría.
—Eso no es una opción —dijo con un tono cortante—. Mi reputación estaría en juego, y la relación con Hainsworth se arruinaría.
Chasse Michels no era el tipo de hombre que admitía errores, y mucho menos que soportaba perder.
—Entonces, ¿cuál es tu plan? —pregunté finalmente. Él levantó la vista y me miró con intensidad, como si estuviera considerando algo descabellado.
—Te necesito, Harmony. —Mi corazón se detuvo un segundo.
—¿Perdón?
—Quiero que seas mi prometida —declaró, como si fuera la cosa más lógica del mundo. Solté una risa nerviosa.
—Estás bromeando, ¿verdad?
—Estoy completamente serio. Eres la única persona en quien confío para manejar esto. Eres profesional, sabes cómo comportarte en estas situaciones, y Hainsworth no sospechará nada. —Lo miré con incredulidad.
—Me estás pidiendo que finja ser tu prometida para engañar a un multimillonario en una reunión de negocios?
—Si.
—Eso es una locura, Chasse.
— ¿Tienes una mejor idea? —preguntó, levantando una ceja desafiante. No tenía una, pero tampoco quería aceptar. Eso era un desastre esperando a suceder.
—¿Qué pasa si Hainsworth sospecha? —pregunté, buscando una excusa para negarme.
—No lo haré. Solo necesitamos aparecer durante la reunión de esta tarde. Después de eso, no volverá a ser un problema. —Suspiré, sintiendo un nudo en el estómago. Sabía que decir "no" no era realmente una opción.
—Está bien, lo haré. Pero solo por esta vez. —Chasse asintió, como si hubiera esperado esa respuesta desde el principio.
—Gracias, Harmony. Sabía que podía contar contigo. —Salí de su oficina sintiéndome como si hubiera firmado un pacto con el diablo.
La tarde llegó más rápido de lo que esperaba. Me puse un vestido negro elegante, nada llamativo, pero lo suficientemente formal para impresionar. Chasse estaba esperando en la recepción, tan impecable como siempre. Cuando me vio, me dedicó una breve sonrisa aprobatoria.
—Estás perfecta —dijo, ofreciéndome su brazo.
—¿Esto es parte del espectáculo? —pregunté mientras lo tomaba.
—Es nuestra actuación, Harmony. Recuerda: eres mi prometida, estamos profundamente enamorados y todo esto es real.
Entramos a la sala de reuniones, donde el señor Hainsworth ya nos esperaba. Era un hombre mayor, con una sonrisa afable pero unos ojos que no dejaban escapar de nada.
—Chasse, qué gusto verte. —Hainsworth se levantó para estrechar la mano de mi jefe antes de girarse hacia mí—. Y esta debe ser la afortunada.
—Así es —respondió Chasse con naturalidad—. Señor Hainsworth, le presento a Harmony Phillips, mi prometida. —Le tendí la mano con una sonrisa.
—Es un placer conocerlo, señor Hainsworth.
—El placer es mío, querida. —Su apretón de manos fue firme, pero cálido—. Chasse, no me habías dicho que tu prometida era tan encantadora.
—Me gusta mantener mi vida privada fuera del trabajo —respondió Chasse, con una sonrisa que casi parecía genuina.
La reunión continuó sin problemas. Hainsworth parecía encantado con nuestra supuesta relación, haciéndonos preguntas sobre cómo nos habíamos conocido y nuestros planes para el futuro. Respondimos con una sincronía sorprendente, como si hubiéramos ensayado.
—Y, díganme, ¿ya tienen fecha para la boda? —preguntó Hainsworth, mirándonos con curiosidad. Sentí que el corazón se me detenía. No habíamos hablado de eso.
—Estamos pensando en algo íntimo, tal vez el próximo verano —respondió Chasse sin titubear.
—Oh, maravilloso. Una boda íntima siempre es la mejor opción.
Cuando terminó la reunión, Hainsworth parecía más satisfecho. Nos despidió con un apretón de manos y una sonrisa amplia.
—Ha sido un placer conocerla, Harmony. Estoy seguro de que tendrán un futuro maravilloso juntos.
—Gracias, señor Hainsworth —respondí, tratando de no dejar ver mi nerviosismo.
Cuando salimos de la sala, solté un suspiro de alivio.
—Eso fue... intenso —dije, mirando a Chasse.
—Lo hiciste excelente. Gracias, Harmony.
—Espero que esto haya solucionado tu problema, porque no pienso volver a hacerlo. —Chasse no respondió de inmediato. Me miró con una expresión que no super interpretaba.
—No te preocupes. Esto es solo el principio.
No sabía lo que quería decir con eso, pero algo en su tono me hizo sospechar que esta mentira estaba lejos de terminar.
Los rayos del sol de la tarde se filtraban por las ventanas de nuestra casa, bañando todo con una luz cálida y dorada. La risa de Emma resonaba por las paredes mientras corría por el jardín, moviendo sus pequeños brazos al aire mientras Chasse la perseguía con una sonrisa que parecía iluminar todo a su alrededor. Desde la silla en el porche, observaba la escena con el corazón lleno. Era un momento sencillo, pero representaba todo lo que alguna vez había deseado.Nuestra vida había cambiado tanto desde aquel día en que decidimos darnos una segunda oportunidad. Habíamos enfrentado el pasado, dejado atrás los miedos y construido algo hermoso juntos. Esta casa, este hogar, era el reflejo de todo lo que habíamos logrado. No era una mansión, ni pretendíamos que lo fuera. Era perfecta, con un jardín amplio para que Emma explorara, un porche donde nos sentábamos a tomar café por las mañanas y una chimenea que se había convertido en el rincón favorito de los tres en las noches frías.Las mañan
La primera mañana de nuestra luna de miel comenzó con el sonido de las olas rompiendo suavemente contra la orilla y la luz del sol entrando por las ventanas del pequeño bungalow que habíamos alquilado en una isla privada. Estábamos lejos de todo, desconectados del mundo, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que no había nada que temer, nada que nos retuviera. Era solo Chasse y yo, juntos, finalmente libres de las sombras del pasado.Me giré en la cama y lo encontré mirándome, una sonrisa tranquila en su rostro.—Buenos días, señora Michels —dijo, su voz todavía ronca por el sueño.—Buenos días, señor Michels —respondí, dejando escapar una risa suave.Había algo tan natural en esa interacción, tan sencillo y lleno de alegría, que no pude evitar sentir un nudo de felicidad en el pecho. Este era nuestro nuevo comienzo, y estaba lista para abrazarlo.Después de desayunar, decidimos explorar la pequeña isla que habíamos elegido como destino. Era un lugar paradisíaco, con playas de aren
El día de la boda llegó más rápido de lo que esperaba. A pesar de todas las dudas, los miedos y los recuerdos del pasado que me habían perseguido durante semanas, esa mañana me desperté con una calma inesperada. El cielo estaba despejado, el aire fresco, y Emma dormía tranquilamente en su cuna. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que todo estaba exactamente donde debía estar.Habíamos decidido mantener la boda sencilla, íntima, rodeados solo de las personas que realmente importaban. El lugar era el parque donde tantas veces habíamos estado con Emma, un lugar que se había convertido en nuestro refugio. Era perfecto, no solo por su belleza, sino por el significado que tenía para nosotros.Lucy llegó temprano esa mañana para ayudarme a prepararme. Mientras me peinaba y ajustaba los últimos detalles de mi vestido, no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Estaba emocionada, sí, pero también había una leve ansiedad, como si una pequeña parte de mí todavía temiera dar este paso.—¿
Los días se deslizaban con rapidez mientras continuábamos con los preparativos para la boda. A pesar de que los miedos seguían acechando en la parte más vulnerable de mi mente, algo en la manera de actuar de Chasse me daba pequeñas dosis de tranquilidad. Cada gesto suyo, cada palabra, me demostraban que estaba comprometido con esta nueva etapa. Pero lo que realmente terminó por convencerme no fueron sus promesas ni las flores que dejaba ocasionalmente en mi puerta, sino algo mucho más profundo: su amor incondicional, demostrado de maneras que nunca había imaginado.Era una mañana tranquila. Emma estaba sentada en su silla alta, moviendo con entusiasmo la cuchara de su papilla, mientras yo intentaba limpiar el desastre que había hecho en la mesa. La rutina era agotadora pero familiar, y me reconfortaba tener estos pequeños momentos con ella.Estaba concentrada limpiando el suelo cuando escuché el sonido de la llave girando en la cerradura. Chasse había llegado temprano, algo que se es
Los días posteriores a la propuesta de Chasse fueron una mezcla de emociones. Por un lado, estaba emocionada. El anillo en mi dedo era un recordatorio constante de que estábamos avanzando hacia algo real, algo que ambos queríamos construir juntos. Pero por otro lado, el miedo comenzaba a instalarse. No podía evitar pensar en los errores del pasado, en las promesas rotas y en las heridas que aún intentábamos sanar.Emma, por supuesto, estaba emocionada. Desde el momento en que le contamos la noticia, no había borrado la sonrisa de su rostro. Como si supiera que lo que estaba por suceder cambiaría por completo nuestras vidas, como si lograra entender que finalmente seríamos una familia. Sus actos eran pura dulzura, pero también pesaban en mi corazón. Quería que esta vez fuera diferente, no solo por mí, sino también por ella. No podía fallarle.Una semana después de la propuesta, Chasse sugirió que comenzáramos a planear la boda.—No quiero que sientas que hay prisa —dijo una noche mien
El pensamiento de hacerle una propuesta de matrimonio a Harmony había estado rondando mi mente durante días. No era una idea impulsiva ni algo que surgiera de la emoción del momento. Era algo que venía sintiendo desde que aceptó darme una segunda oportunidad. Sabía que esta vez tenía que ser diferente, que no podía haber nada que pareciera forzado o condicionado. Esta vez, quería que fuera real.Habíamos avanzado mucho desde que empezamos a reconstruir nuestra relación, y aunque aún quedaban cosas por resolver, sentía que estábamos listos para dar el siguiente paso. Harmony merecía algo especial, algo que mostrara lo mucho que la valoraba. Y esta vez, quería que todo fuera perfecto.Comencé a planear la propuesta con cuidado, asegurándome de que cada detalle reflejara lo que sentía por ella. Quería que el momento fuera íntimo, algo que nos representara a los tres como familia. Pensé en hacerla en público, pero rápidamente descarté la idea. Harmony no era alguien que disfrutara de gran
Último capítulo