Dante es el Alfa de una poderosa y antigua manada de hombres lobo, elegido por una profecía para ser el salvador de su especie. A pesar de su fuerza y liderazgo, lleva consigo un oscuro secreto del pasado que lo consume y lo aleja de su destino. Mientras lucha por mantener el control de su manada y evitar el cumplimiento de la profecía, una cazadora de hombres lobo llega a la ciudad, trastocando su vida de una manera que nunca imaginó. La cazadora, una mujer enigmática y letal, no solo representa una amenaza para los suyos, sino que, inexplicablemente, Dante siente una conexión profunda e irresistible hacia ella. A medida que intentan comprender el vínculo que los une, ambos se ven enfrentados a una amenaza mayor que pondrá en peligro a la manada y a toda la raza de los lobos. Sin embargo, la cazadora oculta un secreto que podría no solo destruir la vida de Dante, sino el destino de todos los hombres lobo. Entre batallas feroces, traiciones inesperadas y una atracción imposible de ignorar, Dante debe decidir si enfrentarse a su oscuro pasado y aceptar su rol como salvador, o sucumbir a los fantasmas que lo acechan. ¿Será capaz de proteger a su manada y al mismo tiempo a la cazadora, o el destino que tanto ha temido finalmente lo alcanzará?
Leer másLa cabaña está sumida en penumbra, iluminada solo por los tenues rayos de la luna que se filtran a través de las ventanas cubiertas de polvo. El aire huele a madera vieja y acero, un aroma familiar que siempre me recuerda que estoy rodeada de cazadores. Hombres y mujeres con cicatrices que cuentan historias de victorias, pérdidas y supervivencia. Pero esta noche es diferente. La tensión es casi tangible, un silencio denso que parece anticipar algo grande. Algo definitivo.
El mapa del territorio Blackwood está extendido sobre la mesa central, sus líneas marcadas por cientos de horas de estudio y planificación. Conozco cada curva y cada punto del terreno. Lo he memorizado como si fuera una extensión de mí misma. Es mi boleto para acercarme a la manada más letal que hemos enfrentado. Y, sobre todo, a Dante Blackwood. Solo pensar en su nombre hace que la furia hierva en mis venas. No es solo una misión más. Para mí, esto es personal. Dante y su manada destruyeron mi vida. Mis padres eran cazadores, líderes valientes y experimentados. Pero una noche, los Blackwood atacaron. Aullidos llenaron la oscuridad mientras sus garras reducían todo lo que amaba a cenizas. El Alfa estaba allí, observando, con esos ojos rojos brillando como una sentencia de muerte. Desde entonces, vivo para vengarme. Marcus, uno de los cazadores más veteranos, me observa desde el otro lado de la mesa. Sus ojos oscuros reflejan escepticismo mezclado con respeto. Es un guerrero endurecido por las batallas, pero incluso él parece nervioso esta noche. Finalmente, rompe el silencio. —Scarlett, ¿cuál es el plan? —pregunta, su voz baja pero cargada de expectación. Todos los ojos se clavan en mí. La presión es palpable, pero mantengo la compostura. Ya lo he decidido. Y aunque sé que lo que voy a decir levantará resistencia, no hay otra opción. —Voy a infiltrarme en su territorio —digo con firmeza. El silencio que sigue es ensordecedor. Incluso el crujido del fuego en la chimenea parece apagarse. Algunos cazadores intercambian miradas incrédulas; otros bajan la vista, pensativos. Ethan, siempre el primero en hablar, no tarda en reaccionar. —¿Sola? —su tono es una mezcla de incredulidad y enfado—. Scarlett, si te infiltras en su territorio, te despedazarán. Es una locura. —No si lo hago bien —respondo, mi voz fría como el acero. —¿Y qué te hace pensar que puedes hacerlo? —insiste, cruzando los brazos con un gesto desafiante—. Los Blackwood no son como las otras manadas que hemos enfrentado. Son más letales, más organizados. Dante Blackwood no deja cabos sueltos. —Es precisamente por eso que este es el único camino —le corto, mirándolo directamente a los ojos—. Un ataque directo sería un suicidio. Necesitamos otra estrategia. —¿Y cuál es esa estrategia? —interviene Evelyn desde la esquina, su mirada cargada de desconfianza—. ¿Qué piensas hacer exactamente? Me enderezo, dejando que mi determinación hable antes que mis palabras. —Voy a convertirme en una de ellos. El impacto de mis palabras cae como una bomba. Marcus golpea la mesa con el puño, el sonido resonando como un disparo. —¡Eso es una locura! —exclama, inclinándose hacia mí—. ¿Crees que puedes engañarlos? Dante Blackwood no es estúpido. Si te descubren, estarás muerta antes de que puedas pestañear. —Lo sé —respondo sin vacilar—. Pero también sé que esta es nuestra mejor oportunidad. Conozco sus movimientos, sus debilidades. Puedo infiltrarme, acercarme lo suficiente a Dante y acabar con él desde dentro. Sin él, la manada caerá. —¿Y cómo piensas lograr eso? —pregunta Ethan, su tono más controlado, pero sus ojos aún reflejan duda. —He estudiado todo sobre ellos. Sé dónde patrullan, sus puntos ciegos, las jerarquías internas. Puedo convencerlos de que soy una loba solitaria buscando refugio. Una vez dentro, encontraré la manera de estar cerca de Dante. Cuando confíe en mí, atacaré. El silencio regresa, pesado y opresivo. Puedo ver las dudas en sus rostros, pero también sé que entienden que no hay otra opción. Un ataque directo sería un baño de sangre. Marcus suspira, pasándose una mano por el cabello. Finalmente asiente, aunque su expresión está cargada de resignación. —Si alguien puede hacerlo, eres tú. Pero Scarlett, no te equivoques. Esto no es solo arriesgado; es una apuesta con tu vida. —Lo sé —respondo, mi voz firme pero con un nudo en el estómago. Cuando la reunión termina y los cazadores comienzan a dispersarse, me quedo sola frente al mapa. Mi mirada se fija en el punto donde se encuentra el corazón del territorio Blackwood. Ahí estará Dante. Ahí es donde todo terminará, de una forma u otra. El recuerdo de sus ojos rojos me atraviesa, pero no con miedo. Esta vez, es anticipación. Cada Alfa tiene un punto débil. Y yo estoy a punto de descubrir el suyo.La brisa nocturna acaricia mi rostro mientras camino junto a Dante, nuestras manos entrelazadas con una firmeza tranquila. La batalla ha quedado atrás, pero las cicatrices —físicas y emocionales— todavía marcan a nuestra manada, a nosotros. Sin embargo, esta noche no se siente como el final de algo. Es un comienzo. Un futuro que hemos ganado con sudor, sangre y sacrificio.Miro a Dante de reojo. Su perfil bajo la luz de la luna es sereno, pero la fuerza que irradia sigue intacta. Es el Alfa que las manadas necesitan, pero también el hombre que yo necesito. Aún no sé cómo logra equilibrar ambos roles, pero ha demostrado ser capaz de liderar y amar con igual intensidad.—¿En qué piensas? —pregunta, sin mirarme, pero apretando ligeramente mi mano.—En nosotros —respondo con honestidad. No tiene sentido ocultarle nada ahora. Después de todo lo que hemos pasado, Dante conoce cada rincón de mi alma, incluso los oscuros.Se detiene y gira hacia mí. Sus ojos, brillando con el reflejo plateado
La mañana de la ceremonia está llena de una calma solemne, como si incluso el viento y el cielo entendieran la importancia de este día. Desde antes del amanecer, he estado preparando el lugar en el claro, cerca del río, donde las diferentes manadas nos reuniremos. No puedo evitar sentir una mezcla de nervios y orgullo. Hoy, estamos aquí no solo para honrar a quienes cayeron en la batalla contra Elijah, sino para asegurar que su sacrificio marque un cambio duradero entre nuestras comunidades. A mi lado, Scarlett camina en silencio, su mirada fija en el horizonte. Aunque nunca ha liderado un ritual como el que está a punto de hacer, su determinación es inquebrantable. Luna le ha enseñado lo necesario para la ceremonia y ahora, bajo su guía, Scarlett se prepara para convertirse en algo más que la hechicera que salvó a la manada. Hoy, ella es un símbolo de unidad, un puente entre dos mundos que han estado en conflicto durante demasiado tiempo. —¿Listo para esto? —le pregunto, sabiendo
Los primeros rayos de sol empiezan a iluminar el campamento, dispersando las sombras que quedaron tras la batalla. El aire huele a tierra húmeda y a hojas frescas, como si el bosque mismo estuviera respirando con nosotros, aliviado por el fin de una guerra que parecía interminable. Estoy sentada en un tronco caído, observando a los guerreros que se recuperan poco a poco, algunos aún heridos, otros reunidos en pequeños grupos, hablando en susurros. Verlos me hace darme cuenta de lo mucho que esta manada ha cambiado para mí. Antes solo eran aliados temporales, pero ahora son algo más. Siento una presencia familiar a mi lado, y al girarme, veo a Dante. Él parece diferente hoy, como si la carga del liderazgo hubiera cambiado. Hay algo en sus ojos, una mezcla de orgullo y gratitud, pero también un cansancio que solo alguien como él puede llevar con tanta dignidad. Sin decir una palabra, se sienta junto a mí y entrelaza su mano con la mía. Su tacto es cálido, y el silencio entre nosotros e
El aire en el campo de batalla es pesado, impregnado de un silencio extraño tras la tormenta de la guerra. A mi alrededor, los restos de la contienda yacen en calma, como si el mundo mismo contuviera el aliento, testigo de todo lo que hemos sacrificado. Elijah está caído, su poder oscuro dispersado y extinguido finalmente. Con mi último aliento, he logrado vencerlo y liberar a nuestra manada de su amenaza.Pero el costo de esta victoria se siente en cada fibra de mi ser. Mis fuerzas se escapan como agua entre los dedos. El mundo comienza a desvanecerse, y por un momento, pienso que este podría ser el fin para mí. La luz que habíamos invocado, el poder que canalicé, se ha cobrado su precio, dejándome exhausto y al borde de la inconsciencia.Justo en ese instante, siento una mano en mi hombro. Abro los ojos apenas, y la veo: Luna está a mi lado, su expresión serena y concentrada, pero con una determinación que ilumina sus ojos.—No te dejaré ir, Dante —susurra con voz suave pero firme.
Narrado por DanteEl campo de batalla es un mar de caos. Las sombras de la guerra se alzan, retumbando en mi pecho mientras miro a mi alrededor. Mis guerreros, exhaustos y heridos, luchan con la rabia y el valor que los caracteriza, pero la verdad es innegable: estamos perdiendo. Elijah, alimentado por el poder oscuro que lo corrompe, avanza implacable, y la desesperación comienza a hacer mella en mis soldados.De repente, en medio del fragor de la batalla, una idea desesperada se presenta ante mí. Si quiero salvar a Scarlett y a mi manada, debo aceptar mi verdadero destino: el de un salvador. Pero este camino no será fácil. He escuchado historias de rituales antiguos, de sacrificios que requieren una conexión profunda con la esencia misma de la manada. Necesito canalizar el poder de cada guerrero, de cada alma que ha caído en esta lucha, para enfrentar a Elijah.Mis manos tiemblan mientras me concentro, sintiendo la energía fluir a través de mí. Busco en lo más profundo de mi ser y r
Narrado por ScarlettEl campo de batalla yace en un extraño silencio tras la confrontación. Mi respiración es entrecortada, y el agotamiento se siente como un peso que arrastra cada uno de mis pasos. Pero antes de que pueda descansar, Luna aparece entre las sombras, su figura envuelta en una calma que me desconcierta.—Scarlett —su voz es baja, pero hay algo en su tono, una urgencia que me atraviesa—. Es momento de que descubras quién eres realmente.Me quedo mirándola, aturdida. Su expresión revela una verdad que parece haber guardado por mucho tiempo. Me toma de las manos y, al instante, siento una oleada de energía antigua, una conexión que trasciende las palabras. Hay algo en ella que me resulta familiar, como si siempre hubiera estado esperando este momento.—Luna, ¿qué me estás diciendo? —mi voz es un susurro, y mis dedos tiemblan en sus manos.Ella sonríe con una mezcla de tristeza y orgullo.—Pertenecemos al mismo linaje, Scarlett. Eres descendiente de una antigua línea de san
Último capítulo