Ámbar Henderson es una chica de 24 años que busca desesperadamente salir adelante y por esto se ve involucrada en situaciones peculiares y un contrato que cambiara su vida. La decisión entre hacer lo correcto se seguir su deseo y pecar. ¿quieres saber que pasara?
Leer másLes resumo un poco de mi vida:
Cuando tenía la edad de 18 años perdí a mis padres en un accidente, había terminado recientemente la escuela y cómo se imaginan fue la peor parte de mi vida, vivía en Clayton un pueblito del condado de Jefferson (nueva york), luego de la tragedia de mis padres me mude a la gran ciudad en busca de nuevas oportunidades, después de dos años valiendo verga literal, encontré una pagina navegando en internet, de hecho eran uno de esos días en que no sabes qué hacer con tu vida, eran las 3:am cuando me topé con un anuncio que decía: "el azúcar hace tu vida más dulce", al ser la persona más curiosa de este mundo y el otro entre a link de la página y descubrí que era de citas y decía algo así como sugar daddyslove y un corazón uniendo las letras, ingrese mi edad y el estado donde me encontraba y estaba la opción sugar daddy o sugar baby, obviamente escogí sugar baby que quiere conocer a los sugar daddy (lo que hace la curiosidad) luego de eso me pidieron mis datos y algunas fotos, así que use las de mi perfil de las redes sociales.
Sinceramente no espere tener ningún tipo de mensajes ni llamadas, de hecho a la mañana siguiente me dispuse a ir a la cafetería donde trabajaba y seguir valiendo verga como lo hacia hace ya dos años, cuando llegue a mi casa luego de una larga y laboriosa jornada de trabajo, abrí mi correo electrónico ya que en ese momento no tenía teléfono celular, encontrándome con más de 5 mensajes que enlazaban a mi perfil en la página de los sugar. Algunos hablaban de acuerdos y contratos en los que me prometían cosas como: teléfono, universidad, viajes con gastos pagos, ropa, departamentos y así.
Que les voy a decir llevaba ya un tiempo queriendo estudiar y salir adelante, después de dos años en los que me preocupaba cada día por lo que iba a comer y si el dinero me alcanzaría para final de mes, donde cambiaba constantemente de trabajo porque no me pagaban lo suficiente, algunas propuestas me resultaban atractivas, así que de 35 entradas respondí a unas 10, 5 de ellas dieron mucho miedo, y es que tenía 20 años y me hablaban tipos de 70 y 75 años (eso se acerca a la pedofilia o algo así), luego de mucho intentar conocí a Thomas King, fue la cosa más rara, primero me conecte con él por correo electrónico el cual decía lo siguiente:
-Hi, Ambar soy Thomas King y estoy interesado en contactar contigo.
A lo que yo conteste, con un simple: - hola Thomas en que te puedo ayudar.
Él contestó su mensaje diciéndome que era su primera vez como sugar daddy, que tenía 27 años y que quería realizar un contrato a largo plazo conmigo, el cual incluía universidad, viajes, departamento y ropa, en resumen el cubriría todos mis gastos en el tiempo que durará el contrato.
Así que luego de hablar un par de días por correos electrónicos, Thomas me citó en un restaurante italiano en el centro de Brooklyn el lunes a las 3:00pm, a lo que accedí sin ningún problema, si ya había tenido unas 5 citas desastrosas porque no una más, van a creer que estoy loca pero me excusare en la situación precaria y miserable en la que me encontraba.
Al día siguiente asisti a mi cita, era pleno verano así que use un vestido largo y vaporoso con rayas negras, llevaba un cinturón negro para marcar la cintura, que de hecho y gracias a dos años pasando hambre la mayor parte del tiempo y los genes de mi madre era más o menos pequeña, y el escote del mismo resaltaba mis pechos que según yo los herede de mi padre, ya que no eran lo suficientemente grandes para atraer la mirada masculina, y unas sandalias de tacón que eran de mi madre, las más decentes que tenía, me hice una coleta en mi larga melena negra, acompañado de un maquillaje muy sutil que enmarcaba muy bien mis facciones, me daba un aire de chica moderna y relajada, mi estilo de ese día no podria estar más alejado de mi realidad.
Cuando llegue a mi cita dije mi nombre y mientras que el mercero me dirigía a la mesa, me di tiempo para mirar el restaurante, el piso de madera marrón muy lindo, las sillas y mesas también eran de madera, con manteles de cuadros rojos, rosas rojas en el centro de las mesas y cuadros creo de arquitectura en las paredes, luego llegue a una mesa un poco reservada y apartada de las demás, en las cuales se encontraban dos hombres, cuando llegue a la mesa lo primero que se a travesó por mi cabeza fue "TRIO" y es que joder hay tanto raro en el mundo que uno nunca sabe.
Me presente de la manera más formal que pude, ya después de 5 citas desastrosas adquirí cierto tipo de "experiencia", así que no estaba muy nerviosa, el señor que supuse era Thomas, me dijo que se llamaba Albert Hill y se presentó como el abogado y asistente personal del señor King, tenía un traje muy peculiar por no decir que raro, era un traje de tres piezas la chaqueta y el pantalón en rosa pastel, la camisa era blanca, el chaleco y corbata tenía eran de cuadros rosa intenso, con zapatos nude. Les cuento que cuando me imagino a un abogado espero ver trajes negros y serios muy diferentes a los que usaba Albert.
Luego mi atención se dirigió a su acompañante, el cual se presentó como Thomas King. (no creen que están un poco descuadradas las presentaciones), Thomas, más bien el buenote Thomas traía un traje de tres piezas creo ya que nunca vi si llevaba saco, consistía en una camisa blanca, un chaleco azul rey y un broche en el bolsillo superior izquierdo de su chaleco, el cual tenía unas delgadas cadenas de oro que unían una pequeña rosa, con pantalones de un azul más oscuro que el chaleco y zapatos marrones o algo así no logré distinguir el color, aunque el traje no le hacía justicia a su cuerpo, era un hombre bien cuidado y se notaba que trabajaba su aspecto fisico, su cabello era castaño, casi llegando a rubio liso, abundante y brillante, lo llevaba peinado hacia atrás y cuando se pasaba la mano se regresaban unos mechones traviesos con ella, lo cual le daban un aspecto algo descomplicado, sus ojos eran verdes y unos rasgos delicados y bien marcados, y una sonrisa que le daban un aire coqueto y pícaro.
- Bueno señorita Henderson la citamos aquí hoy, para acordar de manera formal los aspectos del contrato- dijo Albert muy formal,- los cuales consisten lo siguiente:
- A cambio de estas pequeñas exigencias- dijo el señor Albert, mientras yo observaba el contrato con los ojos fueras de mis órbitas.- el señor King se compromete a lo siguiente:
4.Tendrá un pago mensual de 5 mil dólares los cuales serán consignados en una cuenta otorgada por el señor King.
Me debatía mentalmente por un rato antes de aceptar los términos del contrato, cuando el joven y muy buenisimo Thomas intervino diciendo - Ámbar esto es un negocio redondo de ganar y ganar, yo te ofrezco una vida cómoda, en la que no tienes que aguantar a ningún viejo de esos que frecuentan la página en la que te encontré, tu y yo podemos de cierta manera sobrellevar esto y si no funciona, terminar con el contrato.
Nunca había sentido tanta vergüenza en mi vida las palabras "la página en la que te encontré", retumbaban en mi cabeza. Luego de pensarlo, concluí que el contrato no era tan malo, me daba estabilidad por el tiempo en que durase y lugar para ahorrar el dinero que me iban a pagar, solo tenía que mirarlo como un trabajo diferente a los otros, pero al fin y al cabo un trabajo.
Señor King, estoy de acuerdo con los términos del contrato- le dije después de haber tomado la decisión, a cambio él me regaló la sonrisa más hermosa y sincera, no sé por qué pero creo que puedo confiar en él.
-Un gusto hacer negocios contigo Ámbar- dijo Thomas mientras sacaba debajo de la mesa una bolsa con una caja dentro. - este es un teléfono celular, úsalo para comunicarte conmigo, en él están grabados mi número y el de mi oficina, llámame a mi número privado cuando quieras y a la oficina cuando tengas una emergencia y no puedas contactar conmigo.
Luego de firmar y comer un poco, me dio unas llaves y me dijo que son las de mi nuevo apartamento, que me mudara lo más pronto posible y que me mandaría la dirección exacta por un mensaje de texto.
El pasado tiene una extraña manera de volver cuando menos lo esperas, y para Kate, ese momento estaba más cerca de lo que jamás hubiera imaginado. Durante cinco largos años, había convivido con la incertidumbre de no saber quién era el padre de su hijo. Lo había buscado, intentado recordar cada detalle de aquella noche, pero el rostro de aquel hombre seguía siendo un vacío en su memoria, un misterio que la atormentaba silenciosamente.Esa noche, cinco años atrás, Kate era solo una joven de corazón roto. Su novio, a quien amaba con todo su ser, la había traicionado de la peor manera posible: acostándose con su propia hermana. Desolada y llena de rabia, salió de fiesta con un grupo de amigas, decidida a olvidar. Necesitaba una distracción, cualquier cosa que la hiciera sentirse viva otra vez.El alcohol fluyó con rapidez, nublando su juicio y alterando su percepción de la realidad. Entre las luces parpadeantes de la discoteca, los rostros se desdibujaban y las voces se mezclaban en un m
Oscuridad. Todo lo que sentía era una profunda y aplastante oscuridad. Era como estar en el fondo del océano, rodeado de una quietud que me oprimía el pecho, como si el aire no existiera. No había luz, no había tiempo, solo este vacío interminable que me consumía, llevándome al borde de la desesperación.Quería gritar, pero no había voz. Quería moverme, pero mi cuerpo no me respondía. Todo estaba en silencio… hasta que empecé a escucharla. Al principio, pensé que era un sueño, una ilusión creada por mi mente, pero su voz era clara. Ambar. Mi Ambar. Siempre podía reconocer su voz, incluso en el caos más profundo."Axel, te extraño... por favor despierta."Su susurro rompía el silencio que me atormentaba. Era como un faro en medio de una tormenta, guiándome de vuelta a ella. No podía verla, pero podía sentirla. Estaba cerca, hablándome. Todos los días, su voz me alcanzaba, aunque mi cuerpo se negaba a reaccionar."Amor, las niñas están bien, ya sabemos que son niñas..."Las niñas… nuest
Los meses han pasado volando, y aquí estamos, finalmente en la recta final. Axel se ha recuperado por completo, y cada día que pasa, me doy cuenta de lo afortunada que soy. El doctor me ha explicado todos los cuidados necesarios, y, con la mente tranquila, he estado viviendo en el departamento que compartimos. Sin embargo, hay una sorpresa que Axel ha estado guardando celosamente.Mientras estoy en la cocina preparando un refrigerio, lo escucho hablar con Dave en la sala. Me detengo un momento, sintiendo una mezcla de curiosidad y emoción.—No puedo esperar a que Ambar lo descubra —dice Axel con entusiasmo. —He comprado una casa para nosotros.Mis ojos se agrandan y mi corazón late más rápido. ¿Una casa? No puedo evitar sonreír al imaginarlo.—Espera a que lo veas —continúa Axel—. He pensado en cada detalle, y estoy seguro de que le encantará. Es el lugar perfecto para nuestra familia.Dave ríe suavemente, su voz llena de complicidad. —Ambar se merece eso y más, hermano. Después de to
—¿Cómo que no está en su habitación? —mi voz sonaba desesperada, aguda, mientras agarraba del brazo a la enfermera más cercana—. ¡Axel no está!La enfermera trató de calmarme con palabras suaves, pero no podía procesar lo que decía. Mi mente estaba en caos. Todo lo que podía imaginar era a Axel, inconsciente y vulnerable, perdido en algún lugar del hospital.—Señorita, por favor, cálmese. Vamos a buscarlo. No tenía ningún estudio programado, debería estar en su habitación —me dijo con voz tranquila, pero mis nervios no me dejaban escucharla realmente.—¡No! No me voy a calmar hasta que lo encuentren! —grité, mi pecho subiendo y bajando rápidamente. No podía quedarme quieta. Tenía que hacer algo, tenía que encontrarlo. No había forma de que simplemente desapareciera.Las enfermeras comenzaron a moverse rápidamente, hablando por radio con otros departamentos. Pero todo era un borrón para mí. Mis pensamientos giraban fuera de control. ¿Cómo pudo desaparecer? ¿Por qué nadie sabía dónde es
AmbarSemanas despuesLos días se deslizaban como sombras, uno tras otro, sin que Axel despertara. El hospital había dejado de ser un lugar aterrador para mí; con el tiempo, se convirtió en mi segunda casa. Cada día lo visitaba, sin falta, hablándole como si pudiera escucharme, como si en algún momento abriría los ojos y me respondería.Dave y Kate me habían apoyado en todo momento. Dave, en su naturaleza responsable y protectora, me había asegurado que no debía preocuparme por el trabajo, que él se haría cargo de todo mientras yo me enfocaba en Axel y en nuestro bebé. Kate, mi amiga fiel, también me había ayudado mucho, diciéndome que debía estar tranquila, que ellos manejarían cualquier complicación, y que mi único deber era cuidar de Axel y de nuestra pequeña familia.Con el tiempo, había adoptado una rutina. Me quedaba a su lado, pendiente de cualquier pequeño cambio. Le hablaba como si pudiera oírme. Le contaba todo lo que sucedía, le leía noticias y le susurraba sobre las trivia
AmbarEl pasillo del hospital parecía interminable mientras salía de la habitación de Axel. Cada paso que daba se sentía pesado, como si mis piernas estuvieran hechas de plomo. Había dejado a Axel allí, tendido en esa cama, tan frágil e indefenso. No era justo. Él siempre había sido fuerte, mi protector… y ahora, todo lo que podía hacer era esperar.Al cruzar la puerta, vi a Kate. Estaba de pie, con los brazos cruzados, esperando por mí. Tan pronto como me vio, sus ojos se llenaron de compasión. Sin decir nada, se acercó y me envolvió en un abrazo, sosteniéndome fuerte. Apenas podía contener mis lágrimas.—Ambar, tienes que calmarte, por favor —me susurró suavemente mientras acariciaba mi cabello—. Tienes que pensar en tu bebé, necesitas relajarte por él.Mi bebé. Esa palabra me golpeó como un jarro de agua fría. Llevaba tanto tiempo preocupada por Axel que había olvidado, al menos por un instante, que también tenía que proteger a nuestro hijo. Sentí una oleada de culpa y tristeza.—T
Último capítulo