Amanda Montesinos, cuando era solo una niña emigró con su familia y hermano desde un país latino, a Norteamérica; fue allí donde desde temprana edad, comprendió lo cruel e injusta que puede llegar a ser la vida, motivada por sus trabajadores padres, se puso como meta salir del barrio y vivir como una reina, como ella pensaba merecía vivir; está oportunidad se le presentará en su trabajo de mesonera con tan solo 18 años, de una manera turbia y oscura, pero que forzosamente no dejará escapar. Sebastián, un niño americano que fue dejado con solo 3 meses de vida en un refugió, pudo por fin encontrar el alojó y calor de un hogar, por una pareja trabajadora de clase media, los Blen, un par de profesores de secundaria, que no podían tener hijos; fue así como Sebastián guiado y motivado trabajo en ser una mejor versión de él; logrando cambios notables, siempre quedando en los cuadros de honor académicos de su secundaria, y tener varias opciones de becas para buenas universidades del país; sin embargo, este sueño se verá forzado en una noche donde la vida le dará una muy dura lección al joven, que con 19 años ve frente a sus ojos como su padre es asesinado, por una banda de narcotraficantes de la zona donde vivía, cambiando así su manera de pensar y su vida para siempre. El destino junta a estos dos jóvenes en una noche en qué ambos celebraban en un bar distintos logros; el destino y sus pruebas exóticas hace que estos jóvenes sientan una atracción mutua explosiva que los llevará a enamorarse con una pasión que nunca habían sentido, todo esto, claro está, sin saber que ambos pertenecen a bandas enemigas.
Leer más— ¿Una mesa para dos? — preguntó la anfitriona del restaurant, mientras regalaba una sonrisa a Sebastián y Amanda.
—Si es tan amable, por favor — respondió Sebastián y le regresó una sonrisa cariñosa.
La anfitriona, los dejó en servicio de una mesera, que con gran amabilidad guiaba a la pareja entre las mesas del restaurante hacia la mesa indicada para ellos; Sebastián y Amanda, caminaban despacio y agarrados de la mano observando el agradable ambiente del restaurante que habían elegido entre ambos; en el transcurso, tanto como Amanda como Sebastián eran observados por muchas de los comensales que allí estaban; Sebastián, apretó un poco la mano de Amanda, que lo miró, se acercó a él y se recostó un poco en su hombro.
« No puedo culparlos, la verdad, Amanda está hermosa hoy, bueno, como todos los días, pero hoy, hoy está radiante. »
Los pensamientos de Sebastián lo hicieron suspirar y sentir el abrazo que aunque fueran solo los brazos de ella, rodeando al de él, sentía tanto afecto de Amanda, que le hacía sentir sensaciones como si fuera el primer abrazo que sintió de su novia.
Amanda, que estaba entusiasmada por el 3er aniversario con su novio, vestía para la ocasión un vestido blanco que le quedaba ajustado a su delgado pero definido y atlético cuerpo, con una abertura que le dejaba al descubierto la espalda y un poco del muslo derecho, unos tacones de aguja que le hacían resaltar su silueta al caminar, y traía como accesorios unas argollas de plata, zarcillos y cadenas de perlas finas, que le daban un toque de finura y glamour, maquillada con lo básico, solo lo justo y necesario para darle brillo y color a su tez caucásica, su mirada penetrante, y sus cejas anchas, pero, con un labial rojo que le resaltaban sus labios gruesos y sensuales, que combinaban con el rojizo de sus cabellos rulos, que, en combinación con el exquisito aroma que desprendía de su piel el perfume caro que usaba, atraía miradas como el imán atrae al metal, tanto de hombres, como de mujeres, realmente se sentía hermosa, y eso, es lo que la hacía verse así de divina.
Al notar algunas miradas lascivas hacia ella, miradas a las que ya estaba acostumbrada a sus 23 años, no pudo evitar reírse pícaramente, pero ajusto sus brazos alrededor de los de su novio, Sebastián, pues ella, sabía y sentía que solo tenía ojos para él, y aunque ella sentía una gran confianza de su relación, siempre la afianzaba, cada vez que podía, recostada en el brazo de su hombre, y mientras caminaba hacia la mesa donde cenarían, levantó con sutileza su mirada hacia el rostro de Sebastián, y no pudo evitar sentir el deseo de besarlo, y poseerlo allí mismo, frente a todos los clientes del restaurante, pues Amanda, no solo era feroz en su organización y banda, si no también, en su relación.
Por su parte, Sebastián vestía un clásico smoking a la medida, negro, su color favorito, al igual que sus zapatos, y en esta ocasión en particular, vestía una camisa a la medida del mismo color, negro, sin corbatas, pues nunca las usaba, su cabello con corte militar como de costumbre y su barba siempre arreglada, con el cabello ni muy largo, ni muy corto, lo suficientemente poblada para contrastar con el tono blanco opaco de su piel, con su perfume de siempre, y llevaba consigo su reloj favorito, no solo por ser el más costoso, era su favorito, por como lo consiguió; Amanda, notó que se lo había colocado para esta fecha especial, y aunque el nunca le dijo como fue que pudo dar con el reloj, sabía que solo lo usaba para eventos o días especiales, y eso, la hacía sentir feliz.
Finalmente la mesera abrió y extendió sus manos indicándoles a la pareja sentarse, Sebastián, se adelantó hacia la silla que tomaría Amanda y separó la silla de la mesa, gesto que llamo la atención de la joven Amanda, pues en su memoria, solo recordaba que lo había hecho el día de su primera cita, el día de su primera cena, gesto, que la tomó por sorpresa, robándole una sonrisa e incitándola a comentarle a la mesera.
—Vaya, vaya, ¿Puede observar usted señorita? Los caballeros aún no se han acabado — decía en un tono un poco burlón.
La mesera, solo rio un poco; y Sebastián se sentaba en su puesto, para luego responder:
—Debería usted, querida dama, sentirse realmente afortunada de que este caballero — Sebastián movía sus manos desde arriba hacia abajo señalándose así mismo — de que este semental americano, todo un galán, todo un…
Sebastián fue interrumpido por Amanda.
—Hum, hum… — Amanda hizo ruido con su garganta — ¿Me toma la orden señorita? — y luego sonrió tratando de aguantar la carcajada que quería salir por su boca.
La mesera, no pudo evitar reírse, al igual que Sebastián; acto seguido, la mesera extendió a cada uno de ellos la carta del menú que ofrecía el restaurante, una carta bastante amplia y nutrida de platos internacionales, Amanda, daba un vistazo rápido sobre el menú y preguntó:
— ¿Qué te aparece comer hoy mi semental? — su voz había cambiado, era como una voz sensual, pero se notaba el tono de broma en la última palabra.
Sebastián la miró de reojo por arriba del menú, y luego de sonreír, buscaba en el apartado de carnes su plato favorito, hasta que logró visualizar que efectivamente, lo servían.
—Supongo, que hoy te sorprenderé con mi elección querida, hoy me siento distinto — Sebastián hablaba con sátira y sarcasmo.
Por lo general, la pareja no se hablaba de esa forma, solo estaban siendo muy formales y educados entre ellos pues les daba gracia.
— ¡Oh! Ya veo querido, pues… ¿Qué tal si me sorprendes con tu estupenda elección? — Amanda, que pretendía saber adivinar lo que tramaba su novio preguntó con sarcasmo.
Sebastián, la miró y pudo observar esa mirada sobre el, la mirada de su novia, de hace 3 años sobre el, y en ese momento supo, que estaba tan enamorado de ella, como desde el primer día, como desde la primera cita.
—Mesera, por favor me trae un…
—Filete de miñón — Ambos respondieron al unísono y luego rieron a carcajadas.
Rodrigo Cerna estaba sentado cerca de su escritorio en una pequeña oficina. El exceso demuebles y periódicos usados le daban un aire mucho más pequeño, solo había un espaciodonde se podía caminar con libertad y se encontraba frente a la puerta. Rodrigo jugaba con unhabano, lo pasaba por sus dedos. Primero de la mano izquierda, era zurdo, y luego de la manoderecha. El habano era solo un objeto de distracción hasta que decidiera fumarlo. Ese díallegará una vez haya asesinado a la persona que más odia en todo el mundo.Amanda Montesinos.Rodrigo Cerna era hermano de Rigoberto Cerna, Rigo para los amigos, una de las cabezas de laorganización NAFTA, especializada en producir la cocaína de mejor calidad y a bajos costos.Rigo tenía que ir al restaurante “The Fish” para poder arreglar unas cuentas con uno de sustrabajadores más insubordinados. Cada vez que recordaba esa historia, Rodrigo no podíaevitar pensar en lo estúpido y poco creativo que era el nombre del restaurante que servir
Amanda y Sebastián tuvieron una cena espectacular, los platillos fueron cocinados a laperfección y la banda tocó sus canciones favoritas. Ninguno de los dos pudo resistirse,Sebastián tomó la mano de Amanda y la llevó a la pista de baile, donde bailaron hasta quemartodas las calorías consumidas.El hecho que “El miñón dorado” cocinara sus platillos favoritos y pusieran la música que lesgustaba no fue una sorpresa; Amanda era dueña de ese restaurante, mejor dicho la banda deAmanda era dueña de “El miñón dorado”.Cuando salieron del restaurante, Amanda estaba tan feliz que podía dar una voltereta. No lohizo, todavía conservaba malos recuerdos de la ultima vez que lo intentó. Tenía diez años yquería impresionar a unas futuras amigas, se fracturó las muñecas. Ese hecho probó quiereseran sus verdaderas amigas porque durante varias semanas, Amanda no podía ni siquieracomer sola.Amanda estaba apoyada en el hombro de Sebastián, un hombre, una cabeza, más alto queella. Amanda amaba a
Sebastián, avanzaba despacio hacia la puerta principal de su casa, con él arma de su padre en su mano; a sus espaldas, el enfrentamiento entre los sujetos de ambas bandas rivales se disipaba, las dos partes parecían querer huir de la escena antes de querer eliminar a los contrarios, luego de que Garo, entrara custodiado a una camioneta blindada, sus refuerzos emprendieron la retirada; y los sujetos de la banda rival no se fueron tras ellos, mantuvieron su posición, esperaban a Cundo, que aún no salía de la casa. Sebastián, tenía la mirada perdida, y apretaba fuertemente el arma en su mano, luego de que entro en la casa, caminó despacio hasta pararse en el centro de la sala, con su vista puesta en el suelo; frente a él, se encontraba Cundo recostado en la pared, con el arma entre su pantalón y su cadera, y haciendo presión con su mano izquierda al bicep derecho, que brotaba sangre con mediana fluidez, este, ver a Sebastián con el arma en su mano, trató de disimular sus nervios.“¿Sera
Luego de que la ciudad se alarmara por el gran tiroteo en el edificio en donde vivía Garo; se dio a conocer en los medios que habían fallecido varias personas en lo que denominaron: “Enfrentamiento entre bandas rivales”; la cuestión está, en que nadie sospechaba que este enfrentamiento fué algo disparejo en los números, debido a que eran 12 integrantes de la banda del norte, (Los Pilares) contra el que hasta ese mismo día, era su lider, alias: El Profesor, y con él, lo que desde ese mismo día considero su arma secreta, Garo, El Halcón, sicario élite de la recién formada nueva línea de la banda del Sur, NAFTA; sin embargo, aún así, lo que Cundo pensó que sería solo disparar algunas balas resultó ser una piedra gigantesca en sus zapatos de cuero fino; debido a que cuando Amanda y él dejaron el edificio, y para su angustia, pasaba y pasaban los minutos sin recibir noticias, sin que le confirmaran la muerte de quien había sido su maestro y guía en el mundo del narcotráfico, el abanico de
Amanda, quedó realmente impactada al escuchar esto, al igual que Garo, y también, el sujeto de traje, que no lo tomó para nada bien.—Espera Profesor, ¿qué has dicho? — reclamó alzando un poco la voz.El profesor, sin siquiera verlo, respondió mirando a Amanda.—Ah, sí. Les presento a Jairo, el popular Cundo, él es mi mano derecha, siempre lo ha sido…— ¿Qué es lo que crees que estás haciendo? ¿Acabas de decir mi nombre? ¿Pero que es lo que pasa contigo? — Cundo estaba realmente enfadado.— ¡Oh vamos, Cundo! Todo el mundo sabe que tu nombre es Jairo Ayala, — El profesor se encogía de hombros —. Si cualquier persona coloca tu alias en google lo primero que verá será: Jairo Ayala Alias Cundo Narcotraficante de “Los pilares”Cundo parecía no poder responder por la irá que sentía.—Siempre te dije que fueras del 10% de los narcos que triunfan, tu te enfocaste en ser del 90%, pues ya no puedes tapar el sol con un dedo, no te enfades, afróntalo — El profesor hablaba con serenidad.— ¿Te cre
Amanda, salió del ascensor y se dirigió hacia su destino con una actitud empoderada, parecía estar modelando en una pasarela ante todos estos matones armados, que la miraban perplejos por su actitud, y, su belleza, el tipo con traje la miraba de arriba hacía abajo, analizando cada detalle de ella, y cuando la tuvo frente a ella, le dijo:—Quítate la gorra, y dame el arma que tienen en la espalda…Amanda obedeció sin reproches, le entrego ambas cosas, el tipo las tomó y dijo:— ¿Con que un 38, eh? Interesante elección para una dama tan hermosa como Ud., no sería mejor una más pequeña, más fácil de usar, no se… una… —el sujeto hablaba con ironía, pero fue interrumpido por Amanda.— ¿Una 22 quizás ¿ No gracias, me quedo con mi 38, con la que le partí el cráneo a Rigo, y con la que te partiré el tuyo si tengo oportunidad — Amanda hablaba con fiereza pero con calma, termino guiñándole el ojo al tipo.Este río, y abrió la puerta del apartamento y dijo:—Sí, señorita, seguro que si — se mofa
Último capítulo